El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó hoy, en referencia a los niños torturados o muertos por las tropas rusas, que esa será la imagen con la que se identificará a Rusia y advirtió de que Bucha es solo el símbolo de los crímenes de guerra cometidos en todo el país.
"Era es la manera con que el ejército ruso defiende a los niños. Esta es la 'operación especial' planeada por Moscú. Con esas imágenes se asociará al Ejército ruso: con la tortura de un bebé", afirmó el líder ucraniano, en una intervención virtual ante el Parlamento de Lituania.
Zelenski advirtió de que hasta ahora se tiene "evidencias" de miles y miles de víctimas de torturas, que se han encontrado cadáveres de civiles maniatados, cuerpos mutilados y poblaciones enteras abandonadas.
"Cientos de niños han quedado huérfanos. No sabemos exactamente el número de víctimas. Pero se han reportado ya cientos de casos de torturas, de niñas menores de edad, de niños muy pequeños… Incluso de bebés", prosiguió el presidente.
"Yo mismo me asusto cuando lo digo. Pero es cierto, ha ocurrido", afirmó, para incidir de nuevo en los argumentos lanzados por el Kremlin para justificar la invasión, que Moscú calificó de "operación especial" cuyo objetivo era "defender" a la población de origen ruso.
El presidente ucraniano desafió a continuación "al ministro ruso de Defensa" a "invitar a su casa a esas tropas rusas a proteger a sus hijos y nietos", para aseverar que "con toda seguridad no lo haría", ya que él mismo se "asustaría ante esa posibilidad.
Según cifras de las autoridades ucranianas, al menos 186 niños han muerto a consecuencia de la guerra desde el inicio de la invasión rusa, 10 de los cuales en Bucha, la localidad junto a Kiev donde, tras la retirada de las tropas rusas, se revelaron las matanzas de cientos de civiles.
Dos tercios de los niños ucranianos han tenido que dejar su hogar por la guerra, de acuerdo con las cifras de la UNICEF. Ello supone unos 2,8 millones de niños desplazados, del total de 7,5 millones de menores de 18 años ucranianos, entre los desplazados internos y los que han dejado el país, solos o acompañados.