Por: Esmerarda Montero Vargas (Magíster en Comunicación Social. Investigadora predoctoral del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU)
En nuestro país, como todos sabemos, adolecemos de múltiples problemas sociales: corrupción, impunidad, violencia machista, y una injusticia que se ramifica en todas las direcciones. A ello es necesario añadir un tratamiento inadecuado de ciertos temas en la prensa.
Quizá esta última parte no parezca tan grave si se compara con las primeras cosas de la lista, pero la verdad es que este hecho es tan pernicioso como la injusticia social misma, cuando tras un terrible asesinato un medio se enfoca antes en la vestimenta de los sospechosos que en denunciar e indagar sobre el crimen, algo falla.
Una noticia construida bajo estereotipos y no hechos, no solo desinforma sino que tiende al amarillismo y a la espectacularización sobre los eventos, impidiendo la reflexión real sobre lo que enferma al país, ocultando los verdaderos problemas de fondo.
Cuando se cimienta la información en base al aspecto físico de las personas, se construye un peligroso imaginario en el que la valía de la gente depende de su vestimenta o su peinado y no de sus actos, esto lleva a exclusión social, a que se ignoren los problemas reales y a que se perpetúen las muchas formas de discriminación que ya existen en nuestro país.
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A menudo, veo noticias en nuestros medios, donde más allá de los actos de los protagonistas de las noticias se resalta su procedencia, su sexo, su ocupación.
Por igual, cuando ante una violación se frivoliza sobre los detalles morbosos del crimen antes que en el hecho de que todo esto parte de un machismo estructural, se re victimiza a los afectados.
Cuando se expone el cadáver de un adolescente asesinada y mutilada no se está realmente informando, se está ignorando la dignidad de la víctima y de su familia, algo que no está justificado por el hecho de vender más periódicos, tener más audiencia o conseguir más visitas en línea. Cabe resaltar que los ejemplos citados se basan en casos reales y recientes.
Hace muchas décadas que los medios comprendieron que más espectáculo en las noticias equivale a un recorrido mediático más amplio, a mayor audiencia, quizá es hora de darse cuenta también, de que la desinformación tiene repercusión en la sociedad, que crear estereotipos equivale a más injusticia, y que cuando eso ocurre nuestra labor positiva como periodistas queda anulada, dejamos de ser parte de la solución para alimentar el problema.
Es necesario que periodistas y medios hagan una profunda reflexión sobre su papel en la sociedad, y es algo que la academia también debe considerar, no se puede seguir enseñando en las aulas sobre ideales que en la realidad no se aplican.
Es necesario abrir los ojos a las generaciones venideras sobre las practicas reales y las coyunturas que se encuentran en el terreno, para que puedan desarrollar una visión crítica de este oficio y con ello ser mejores personas y profesionales, y que ello redunde en un periodismo más ético, más neutral y más humano.
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