Daniel, cuyo pelo claro rizo combina con el color miel de sus ojos, juega en la galería de su hogar con su maraca. La madre, en la cocina, le prepara su leche.
Daniel gatea, encuentra la puerta abierta, sale. Afuera de la casa hay una cubeta blanca de pintura llena de agua lluvia.
Daniel se sostiene de la cubeta y se levanta. Comienza a jugar con la maraca y el agua. La maraca cae en la cubeta. Daniel, en su intento de tomarla, cae dentro del agua de cabeza con sus pequeños y blandos pies hacia arriba.
La madre regresa a la galería para darle el biberón a Daniel. No lo encuentra. Desesperada lo busca por toda la casa. Regresa a la entrada, nota la puerta abierta, sale, mira la cubeta y a Daniel dentro de ella.
La madre grita y corre a sacarlo. Busca una manta, lo envuelve y lo abraza. Lo llama, pero Daniel no reacciona. En medio de la angustia llama al padre, pero los nervios hacen que pierda el habla. Entre llantos corre en dirección al hospital, pero es tarde. Daniel ha muerto. Los médicos diagnostican muerte por inmersión.
Con este hecho, Daniel pasó a formar parte de las cifras que dan cuenta que entre enero de 2015 y junio de 2016 en República Dominicana murieron 12 niños por causas de ahogamiento en cubetas, según los datos publicados en el Informe Estadístico sobre Seguridad Ciudadana por el Observatorio de Seguridad Ciudadana de República Dominicana (OSC-RD).
El informe expresa que en el país cinco infantes menores de cinco años murieron por ahogamiento en el primer semestre del 2016. La misma causa que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el tercer motivo de muerte por traumatismo no intencional en el mundo.
Según el Programa de Salud para el Cuidado del Niño de California (California Childcare Health Program), de la Escuela de Enfermería de la Universidad de California, un cubo que solo contenga unas pulgadas de agua puede ser un peligro para los niños pequeños, pues la parte superior de sus cuerpos pesa más que la inferior: "Cuando pierden el equilibrio se suelen caer hacia adelante, la cabeza primero. Como no tienen los músculos de la parte superior del cuerpo suficientemente desarrollados, no pueden salirse solos del cubo o de cualquier otro recipiente con agua".
La psicóloga Merian Núñez explica que una pérdida de esa magnitud es muy difícil para las madres, porque se va una mitad de ellas y todos los sueños que se puede tener con ese niño.
Núñez considera que es algo demasiado doloroso que no se supera sino que se acepta: "Duele el alma, se pierde el apetito y hasta las ganas de vivir".
La especialista recomienda para conllevar este dolor, involucrarse en alguna actividad, acudir a charlas familiares, buscar ayuda profesional y, en caso de ser religioso, visitar la iglesia para tratar de entender la razón por la que Dios quiso que las cosas fuesen así.
La habitación de Daniel permanece intacta. Su madre dice que se trata de un sueño y que mañana despertará como todos los días a cuidar de su pequeño. El padre de Daniel, quien se encontraba laborando cuando recibió la llamada de su esposa, entró en un estado de shock al llegar a la casa y darse cuenta de que Daniel había muerto. Él no quería saber cómo sucedió, solo deseaba que al abrir la puerta Daniel gateara hacia él y lo abrazara.
La especialista Núñez indica que con el paso del tiempo se acepta, pero hay que vivir ese duelo para irlo superando poco a poco, reconociendo que ya no va a estar.
De acuerdo con un articulo publicado por la OMS, más de 372 000 personas mueren ahogados anualmente y quienes corren mayor riesgo son menores de cinco años.
"Casi en todos los lugares donde hay agua presentan riesgo de ahogamiento, especialmente dentro y cerca del hogar. Se producen ahogamientos en bañeras, cubos, charcas, ríos, zanjas y piscinas, en situaciones totalmente cotidianas", señala el doctor Etienne Krug, director del Departamento de la OMS de Manejo de la Enfermedades No Transmisibles, Discapacidad y Prevención de la Violencia y las Lesiones.
En ese sentido, el Programa de Salud para el Cuidado del Niño de California recomienda nunca abandonar el lugar donde estén los niños, ni siquiera para contestar el teléfono, pues la mayoría de los ahogamientos suceden en un periodo de tiempo sorprendentemente corto.
Daniel, como muchos niños, no tuvo la oportunidad de cumplir su primer año.
La primera versión de este reportaje fue publicado el 01 de abril de 2017 en Z Digital por la periodista Brenda Cabrera.