Estados Unidos alcanzó este sábado la cifra de 2.251.205 casos confirmados de COVID-19 y la de 119.654 fallecidos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance a las 20.00 hora local (00.00 GMT del domingo) es de 32.086 contagios más que el jueves y de 568 nuevas muertes.
Estados Unidos vuelve a rebasar por segundo día consecutivo los 30.000 nuevos casos diarios.
El repunte de contagios en estados como California (con 3.893 más) Florida (3.822 más), Texas (3.402 más) o Arizona (3.246 más) ha vuelto a disparar el cómputo global.
Y es que el foco de la pandemia en Estados Unidos se ha desplazado ahora de la golpeada Costa Este a los estados del Cinturón del Sol, como California, Florida, Texas y Arizona, que suman entre los cuatro casi la mitad de nuevos casos en todo el país.
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Nueva York, donde la epidemia parece ya controlada, se mantiene como el estado más golpeado en EE.UU. por la pandemia con casi 400.000 casos confirmados y 31.083 fallecidos, una cifra solo por debajo de Brasil, el Reino Unido e Italia.
Tan solo en la ciudad de Nueva York han muerto más de 22.000 personas.
El balance provisional de fallecidos -119.654- ha superado ya la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y los 60.000 fallecidos, aunque en sus últimos cálculos auguró ya hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que Estados Unidos llegará al mes de octubre habiendo superado los 200.000 muertos.