Estados Unidos llegó ayer martes a 5.138.850 casos confirmados de COVID-19 y a 164.480 fallecidos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance a las 20.00 hora local (00.00 GMT del miércoles) es de 53.029 contagios más que el lunes y de 1.110 nuevas muertes.
Pese a que Nueva York ya no es el estado con un mayor número de contagios, sí sigue como el más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos con 32.787, más que en Francia o España.
Tan solo en la ciudad de Nueva York han muerto 23.592 personas.
A Nueva York le siguen en número de fallecidos la vecina Nueva Jersey con 15.890, California con 10.528, Texas con 9.196 y Massachusetts con 8.751.
Otros estados con un gran número de muertos son Florida con 8.553, Illinois con 7.866, Pensilvania con 7.343 y Michigan con 6.533.
En cuanto a contagios, California suma 578.946, le sigue Florida con 542.792, tercero es Texas con 516.904 y Nueva York es cuarto con 422.003.
El balance provisional de fallecidos -164.480- ha superado ya con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y los 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre Estados Unidos habrá superado los 250.000 fallecidos y para el 1 de diciembre los 295.000.