Ser negro, considerarse feo, maltramado, narizón, bembón, orejudo, gordo, delgado o tener alguna discapacidad física o aceptar el bullying como defecto, la subestimación y la falta de autoestima son elementos que definen a los individuos con complejos o acomplejadas.

Los acomplejados existen en todas las sociedades y niveles sociales, porque es un trastorno psicológico de los individuos, con el cual no se nace, sino que es adquirido a partir de cierta edad durante la niñez. 

Así lo explicaron los psicológicos clínicos Desiree Jiménez, especialista en adicciones; Gunter Lorenzo, José Hoepelman y Alexandra García, quien expusieron sobre el tema en el programa Entre Adultos, que produce de lunes a viernes el psiquiatra Héctor Guerrero Heredia y conduce el también psicólogo clínico Eladio Hernández por la Z101.3 FM.

Jiménez considera que el individuo acomplejado se subestima a sí mismo y se autoexcluye por un problema de falta de autoestima. 

Sostuvo que pese a que a esa persona se le trata de agradar, ve la buena intención de los demás como un un relajo, una burla y no sabe apreciar. 

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Expresó que puede existir los complejos de inferioridad y de superioridad como el narcisismo, trastorno que influye para que el individuo se crea superior a los demás y se sobrevalore.

Puntualizó que a partir de los nueve años es cuando que la persona comienza a entender cuándo le relajan o utilizan adjetivos peyorativos sobre él y comienza a identificar sus condiciones. 

De su parte, Gunter Lorenzo expuso que el acomplejado comienza a identificar expresiones de acomplejamiento a partir de la adolescencia, pero Desiree insiste en que es a partir de los nueve años y Eladio Hernández manifestó que desde los 18 meses, cuando el niño se ve al espejo y se identifica a sí mismo.

“El acomplejado no nace, se hace”, considera Gunter Lorenzo al manifestar que individuo con ese problema de personalidad no se siente conforme consigo y se resiste a socializar, porque se cree rechazado o que algo no le queda bien o que su físico no agrada a los demás. 

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Entiende que los complejos de inferioridad dependen de los lugares donde estén las personas, ya que hay sociedades africanas donde tener barriga le da una connotación sociológica de bienestar o tener las orejas grandes es motivo de satisfacción.

Para José Hoepelman, los complejos aparecen de forma inesperada durante la niñez y se ponen de manifiesto cuando se cambia de un ambiente de pobreza a uno donde viven personas con una posición socioeconómica de mayor nivel, como en el ambiente escolar, donde el niño ve diferencias sociales, se acompleja por el color, el bienestar en algunos de sus compañeros o la exhibición de riquezas de algunos.

 “El acomplejado se autocastiga y se reprime a sí mismo, sea por su origen, el color, problemas físicos o nivel social”, sostuvo el profesional de la psicología. 

Aunque coincidió que el complejo comienza a desarrollarse durante la niñez, subrayó que también podría ser a partir de una determinada edad. 

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Mientras Alexandra García entiende que desde la infancia la persona tiene que aprender a desarrollar el sentido de pertenencia, con una autoestima sana o no sana, porque será el elemento que permitirá identificar el complejo de inferioridad o no. 

Coincidió en que desde la gestación se comienza a desarrollar el sentido de pertenencia o no del individuo y esto va decidiendo cómo nos percibimos o cómo nos estimamos ante los demás.

Los cuatro especialistas y analistas de la conducta expusieron una serie de aspectos relacionados con el complejo de las personas y cómo influyen en su desarrollo. 

Recomendaciones

Los profesionales de la conducta humana, tras analizar los elementos que producen los complejos y a quienes padecen de este trastorno, hicieron sugerencias y exhortaciones.

Alexandra sugiere que se busque ayuda y reconocer las cosas buenas que tenemos; no somos perfectos, todos los humanos tenemos defectos.

Josefer Hoepelman exhortó a quienes complejos y sufren de autoestima busquen la ayuda profesional para superar este trastorno.

Gunter Lorenzo considera que quienes sufren de complejos dejen de tener temores, no se castiguen y se acepten tal como son.

Desiree Jiménez recomienda al acomplejado que aprenda a reírse de sí mismo, que es una cualidad que ayudará a no tomar las cosas de forma severa y comprenderse como ser social.