Por Ammy Ravelo
Catalina Martínez esperaba que el nacimiento de su primera hija fuera un momento inolvidable, y aunque reconoce que lo fue, también lo recuerda con tristeza y coraje pues fue víctima de violencia obstétrica en un hospital de Ciudad de México.
La mujer rememora que tuvo que enfrentar los malos tratos de los médicos y enfermeras del Hospital General de Zona 47 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
"Me decían que no gritara, 'Aguántese, ya sabía a lo que venía' y no me dejaban agarrarme de los barrotes de la cama", relata a Efe.
Tras romper fuente estuvo durante 12 horas en labor de parto y aunque pidió al doctor que le hiciera una césarea, éste no accedió.
"Cuando me revisó, dijo: 'A esta niña se le está pasando el parto'. Entonces me llevaron a quirófano", recuerda.
Asegura que lo peor vino después, cuando el doctor le amenazó con utilizar los fórceps para sacar a la bebé.
Ella lo desafió con demandarlo y fue entonces que otro doctor le empujó la panza desde el pecho para "ayudarla".
Con esta maniobra lo único que lograron es que la niña se quedara atorada en el canal de parto, por lo que la pequeña no recibía oxígeno ni del líquido amniótico ni del exterior.
Fue en un segundo intento cuando la bebé nació, pero estaba muy débil así que la llevaron de inmediato a urgencias.
Al esposo de Catalina le dijeron que ella había estado inconsciente en el parto, mientras que a ella la obligaron a ponerse el dispositivo intrauterino como método de anticoncepción, el cual días después le fue retirado ya que estaba mal colocado.
La hija de Catalina salió del hospital ocho días más tarde ya que tuvo complicaciones en el estómago, pero los doctores le dijeron que lo que sufrió durante el parto podría haberle dañado el cerebro, los pulmones o los riñones.
Catalina confiesa que no denunció ni levantó queja alguna porque nadie supo orientarla, y aunque sabía que había sido maltratada, desconocía que se trataba de violencia obstétrica.
"La violencia obstétrica es común en México y comprende "toda acción u omisión por parte de personal de salud público o privado hacia las mujeres durante la atención del embarazo, parto o puerperio", explica la abogada Rebeca Lorea.
Lorea, abogada para políticas públicas del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), señala que no hay estadísticas en el país al respecto, salvo las cifras obtenidas a partir de la Encuesta Nacional de la Dinámica y las Relaciones en los Hogares (Endireh).
Según la Endireh de 2016, 33,4 % de las mujeres que parieron entre 2011 y 2016 en el país sufrieron violencia obstétrica.
De ellas, según Lorea, 26 eran hablantes de alguna lengua indígena, 13 sufrieron anticoncepción forzada, 34 enfrentaron un retraso en la atención por gritar o quejarse y 30 recibieron presión para escoger un método anticonceptivo.
La especialista destaca que de todos los casos señalados en la Endireh "40 % fueron de casos atendidos en el Instituto Mexicano del Seguro Social".
Esta institución también es la que más recomendaciones tiene por parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) relacionadas con la violencia obstétrica.
En la actualidad existen cinco estados donde esta situación es considerada como delito: Chiapas, Estado de México, Guerrero, Quintana Roo y Veracruz.