Por Antonio Martín Guirado
La carrera musical de Christina Aguilera, tras sus pinitos en el Mickey Mouse Club y su papel en la banda sonora de “Mulan”, despegó de forma fulgurante con su álbum debut homónimo, que incluía temas como “Genie in a bottle”, “What a girl wants”, “I turn to you” y “Come on over baby (All I want is you)”, un disco del que este sábado se cumplen 20 años de su lanzamiento.
Surgida de la misma cantera televisiva que alumbró talentos como Britney Spears y Justin Timberlake, Aguilera, con apenas 18 años, venía de asombrar a propios y extraños con sus portentosas cuerdas vocales en “Reflection”, el tema que grabó para “Mulan” y que la convirtió rápidamente en la siguiente promesa juvenil de la industria musical estadounidense, fervorosa por continuar la fiebre desatada por Britney Spears.
La artista, de voz inmaculada y penetrantes ojos azules, encontró su hogar profesional en RCA Records, que se puso de inmediato manos a la obra para confeccionar un disco a la altura de las expectativas con la ayuda de productores como Diane Warren o Robin Thicke.
Y aunque la joven vio truncadas sus esperanzas de crear un trabajo puramente R&B, dio su brazo a torcer en pos de un sonido pop más fresco y accesible para el público joven.
“Genie in a bottle” fue la inmejorable y pegadiza carta de presentación de la nueva “It girl”, convertida de la noche a la mañana en la nueva princesa del pop estadounidense gracias a su presencia casi constante en la cadena MTV.
Con su aspecto de chica rubia, dulce e inocente aunque no exenta de un punto juguetón (“mi cuerpo dice vamos, mi corazón dice que ni hablar”), Aguileracantaba desde las playas de Malibú en el videoclip e invitaba, en junio del 99, a pasar las noches alrededor de fogatas y ver el amanecer con quien la tratase “de forma adecuada”.
El tema, que fue número uno en EE.UU. durante cinco semanas seguidas, fue el segundo sencillo más vendido del año, únicamente por detrás de “Believe”, de Cher, y originó hasta una versión en español, “Genio atrapado”, que recibió una nominación a los Latin Grammy.
Su segundo single fue “What a girl wants”, que también entró en el número uno y demostró que podía dirigirse a un público más urbano sin perder el aspecto angelical y ni un ápice de esa personalidad inocente y adorable que había creado su discográfica. Más tarde sería el turno para “I turn to you”, una tradicional balada con la que la crítica comenzó a comparar su voz con las de Whitney Houston o Mariah Carey.
El último sencillo del disco fue “Come on over (All I want is you)”, otro número uno con un tema más bailable y con elementos más cercanos a lo que sería su trayectoria posterior, incluidos guiños al rap y el hip hop.
El álbum, del que se han vendido más de 14 millones de unidades en todo el mundo, le deparó a Aguilera el Grammy al mejor nuevo artista, en dura pugna con Spears, un pulso entre ambas divas que se mantuvo durante varios años más, al menos hasta que la neoyorquina de origen ecuatoriano hizo trizas su imagen de chica buena con el lanzamiento de “Dirrty” (2002).
Para entonces ya había publicado otros dos discos entre medias: el LP “Mi reflejo”, enteramente en español, y la colección de temas navideños “My kind of Christmas”. Y aunque el futuro le aguardaba otros éxitos con canciones como “Beautiful” o “Ain’t no other man”, su estrella nunca brilló más que durante aquel verano de hace dos décadas.