Renault sufrió una pérdida de 7.292 millones de euros en el primer semestre, la mayor con diferencia de su historia, a causa de la contribución negativa de su socio Nissan, pero también del fuerte impacto de la crisis del coronavirus en su actividad y de las dificultades que ya arrastraba anteriormente.
Las pérdidas de Nissan se tradujeron en 4.796 millones de euros negativos en la cuenta de resultados de Renault, señaló este jueves en un comunicado el fabricante automovilístico francés, que estimó el impacto negativo de la COVID-19 en su propio negocio en unos 1.800 millones de euros sobre el margen operativo.
De esa forma, encajó un margen operativo negativo de 1.203 millones de euros, que representa un 6,5 % del volumen de negocios.
Renault se anotó 804 millones de euros de cargas que resultan de depreciaciones de activos (455 millones), sobre todo porque ha revisado las expectativas de ciertos vehículos, gastos de reestructuración (166 millones), en particular por los recortes de plantilla en Francia, y las minusvalías en la cesión de actividades en China (153 millones).
Globalmente, su resultado de explotación pasó de 1.521 millones de euros positivos en la primera mitad de 2019 a 2.007 millones de números rojos en el mismo periodo de este año.
La facturación sufrió un retroceso del 34,3 % a 18.425 millones de euros, lo que refleja la caída de las ventas, que es consecuencia "principalmente" de la crisis sanitaria de la COVID-19.
Uno de los potenciales puntos de preocupación de cara al futuro para Renault es su situación de liquidez, que sorprendentemente mejoró durante el segundo trimestre, al pasar de 10.300 millones de euros el 30 de marzo a 16.800 millones el 30 de junio, lo que se explica sobre todo por la obtención de una línea de 5.000 millones de préstamos avalados por el Estado francés.
En contra de lo que suele ser habitual, Renault no dio ninguna indicación sobre cómo pueden evolucionar su actividad y sus resultados en la segunda mitad del año.
La incertidumbre ambiente han hecho muy complicado el ejercicio de previsión, particularmente importante en estos momentos para Renault por la delicada situación que evidencian estos resultados, dos meses después de haber presentado un plan de ajuste que, entre otras cosas, programa un recorte del 8 % de su plantilla mundial, con 15.000 empleos menos.