La psicología es fundamental para el diseño e implementación del marketing político. Gracias a ella podemos, entre otras cosas, comprender las motivaciones de los electores para tomar sus decisiones e influir sobre ellas, y las estrategias de comunicación de los líderes políticos.
La salida de Leonel Fernández del partido de Gobierno ha incrementado significativamente las probabilidades de una segunda vuelta en el 2020, amén de convertir a La Fuerza del Pueblo en una tercera opción de poder.
Su más reciente discurso logró provocar un tornado emocional entre los oficialistas, sobre todo en el de Danilo Medina, cuya reacción resultó muy emotiva y desproporcionada.
Sin embargo, hace varios meses, a propósito de las primarias, advertí al equipo de campaña de Fernández que la estrategia de satirizar profusamente mediante "memes", tweets y otros recursos, la sobreexposición de la imagen de su competidor Gonzalo Castillo, podía resultar en un boomerang, con efectos contraproducentes.
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Efectivamente, con esta medida, el equipo del expresidente, sin proponérselo, coadyuvó a la introducción y presentación en el mercado político de una figura hasta el momento relativamente poco conocida, el primero de los objetivos de los asesores del exministro. A esto sumemos el condicionamiento que significó para el consumidor asociar la imagen de Castillo con productos de consumo masivo que gozan del gusto popular.
En ese mismo tenor, el equipo de Fernández, para asestar un duro golpe a la imagen de Castillo, ha hecho de "el Penco" (aquel mote que pronunció el presidente para referirse a su delfín), una tendencia en las redes sociales y en la cotidianidad de los dominicanos.
Los estrategas leonelistas no han advertido que, aunque el epíteto "penco" realmente tenga un significado negativo, el dominicano no lo termina de asumir de esa manera en su subconsciente, donde la idea de "inmenso, de grandes proporciones" asociadas al calificativo, tiene unas raíces ancestrales (sobre todo en la zona rural), aprendizaje éste que difícilmente pueda ser extinguido en solo siete meses.
Por lo visto, ya el equipo de Gonzalo Castillo lo ha advertido, puesto que, recientemente, él mismo inició un discurso con la frase: "Aquí les habla su candidato, el penco".
Finalmente, considero un gran desacierto rescatar del repertorio morado el slogan "¡E' pa' fuera que van!" a los fines de que ahora sirvan a la causa leonelista para expulsar del poder a excompañeros cuyo ascenso al mismo patrocinaron en el pasado con la misma frase. Los estrategas de Fernández parecieran desconocer lo que significa la cohesión y el sentido de pertenencia.
La identificación con el grupo y la cultura organizacional que le sirve de trasfondo, funcionan como verdaderas prisiones de máxima seguridad, de las cuales toma mucho tiempo escapar. Para los peledeístas de más tradición, pedirles que utilicen el "¡E' pa' fuera que van!" en contra de los danilistas, es como esperar que asuman el rol de mercenarios frente a sus compañeros de armas y con el misil con el que una vez masacraron al enemigo común de entonces.
Es preferible crear otro slogan, aunque esto exija un esfuerzo mucho mayor no solo de creatividad, sino también de diferenciación de la oferta. Otro slogan que resulte igualmente simbólico, recordable y, sobre todo, altamente motivador.
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