El promotor de la fiesta de Halloween llamada Hell Fest o Festival del Infierno, que fue cancelada en la noche del viernes en una intervención policial, fue puesto en libertad sin cargos.
El empresario, José Miguel Guzmán Vásquez, y su padre, José Miguel Guzmán, que también había sido arrestado anoche, fueron "despachados", según informó a Efe la portavoz de la Procuraduría General de la República.
Un miembro del equipo de seguridad de la fiesta, Juan Carlos Pimentel, fue arrestado con dos porciones de marihuana y será procesado por ello, según la misma fuente, que no explicó el motivo de la detención de los promotores de la fiesta.
La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) alegó este sábado que impidió la celebración de una fiesta de Halloween porque se pretendía usar el evento, organizado en Santo Domingo Oeste, para vender drogas sintéticas.
La DNCD aseguró que la fiesta iba a ser usada como "plataforma" para vender éxtasis, pero el organismo no informó de que haya confiscado ninguna cantidad de esa droga sintética.
"Se realizó un estudio de inteligencia. Se llegó a la conclusión de que se iba a usar como plataforma para vender éxtasis", aseguró la vocera de la DNCD, Josefina Capellán, en declaraciones a Efe.
Ni la Procudaruría ni la DNCD han explicado los motivos de la detención del promotor de la fiesta, evento que ha sido fuertemente criticado por grupos católicos y evangélicos debido a su nombre con referencias al infierno y al diablo.
La DNCD recalcó que actuó siguiendo órdenes de la Fiscalía y la Procuraduría atribuyó la decisión de clausurar la fiesta a la Policía y al Ministerio del Interior.
Para oponerse a la celebración de la fiesta de disfraces, los grupos cristianos alegaban que violentaba su fe y que se trataba de un evento "demoníaco".
La fiesta también enfrentó críticas y trabas por parte de instituciones públicas.
La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR) pidió a los organizadores del festival "un cambio en la tónica" de su publicidad.
La empresa Un Party RD, organizadora de la fiesta, accedió a rediseñar las boletas, que inicialmente tenían como título "Lucifer, the Hell Festival" (Lucifer, el Festival del Infierno) y le quitó el nombre del diablo.
El alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, fue una de las autoridades que criticó el festival, calificándolo como "un nuevo atentado contra la moralidad y las buenas costumbres del país".