El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, afirmó hoy jueves que no está en el cargo para ser popular sino para solucionar problemas del país, un día después de que una encuesta revelara el pesimismo de la población en la economía y una baja nota para el mandatario.
"No estoy aquí para ser popular y mal haría yo en tratar de ser popular en un contexto tan complejo como el que vive Costa Rica. Estoy aquí para resolver los problemas y eso es lo que estoy haciendo", declaró el mandatario a los periodistas después de un acto oficial.
La encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la estatal Universidad de Costa Rica (UCR) indica que el 83 % califica de manera negativa la situación económica del país, un 70 % considera que el rumbo es malo, mientras las opiniones negativas a la labor de Alvarado suman 52 %.
El estudio, publicado el miércoles por el Semanario Universidad, detalla que el mandatario solo recibe un 30 % de opiniones favorables, solo un 6 % considera positiva la situación económica actual y el 13 % califica como positivo el futuro inmediato.
Estas calificaciones ocurren en momentos en que el Gobierno impulsa una reforma tributaria que pretende estabilizar las finanzas del Estado, paliar el déficit fiscal y el crecimiento de la deuda, así como generar confianza en los mercados internacionales.
"Falta mucho de la Administración y tengo la gran convicción de que está coyuntura difícil la superaremos de una manera positiva. Teniendo los fundamentales de nuestra economía firmes, el país crecerá y se mejorará la situación en muchos aspectos, pero para eso hay que pasar este tránsito", expresó hoy el presidente.
La reforma tributaria fue aprobada el pasado 5 de octubre por el Congreso en el primer debate, pero en la actualidad se encuentra en estudio de la Sala Constitucional, de cuyo pronunciamiento dependerá que los diputados puedan efectuar la segunda y definitiva votación.
El pasado 10 de septiembre los sindicatos del país comenzaron una huelga en rechazo a la reforma fiscal al considerar que será un golpe para los trabajadores del sector público, las clases medias y bajas.
En el movimiento aún permanecen los sindicatos del sector educativo.