La Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó hoy su esperanza en que las amenazas del presidente filipino, Rodrigo Duterte, sean "pura retórica" y no se materialicen, después de que ordenara disparar a matar a quienes en el país se salten las cuarentenas impuestas por el coronavirus.
"Esperamos que fuera sólo una perturbadora retórica", señaló en rueda de prensa al respecto el portavoz de la oficina de la ONU, Rupert Colville, quien anotó que poco después de las amenazas de Duterte el jefe de la policía nacional filipina, Archie Gamboa, aseguró que no iban a tomarlas al pie de la letra.
"En todo caso, seguiremos con atención el caso, por si se tradujera en situaciones que obviamente condenaríamos", añadió el portavoz.
En un discurso televisado el 1 de abril, Duterte, conocido por sus declaraciones incendiarias, se dirigió a policía y ejército y les ordenó que dispararan a matar "si hay problemas o surge una situación en que la gente pelea y sus vidas están en peligro".
Sus advertencias fueron lanzadas poco después de que una veintena de personas de la barriada de San Roque, de la capital Manila, protestaran sin permiso ante la policía para exigir ayuda oficial para salir adelante.
El cierre de gran parte del país, incluido Manila, y las estrictas normas de cuarentena y confinamiento han impedido que millones de personas que subsisten día a día en los barrios más pobres de la capital encuentren cómo ganarse la vida.