La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportó que a pesar del deterioro de la seguridad, en marzo se registró un aumento del 46 por ciento en la devolución de migrantes a Haití por parte de los países vecinos, alcanzando los 13.000 retornos.
Según el comunicado, el proceso exhaustivo para obtener un pasaporte puede extenderse durante meses, e incluso más de un año, excluyendo las rutas disponibles para la migración regular, como visas y programas humanitarios.
Señala que la crisis no se limita a Puerto Príncipe, sino que afecta a comunidades de todo Haití, dejando a más de 360.000 personas desplazadas en el país, muchas de ellas desplazadas múltiples veces.
Agrega que entre los casi 100.000 desplazados internos que residen en estos lugares, las condiciones son lamentables, lo que agrava aún más sus necesidades, que incluyen acceso a alimentos, atención médica, agua potable, apoyo psicológico y mejores instalaciones de higiene para garantizar condiciones mínimas de vida digna.
El equipo psicosocial de la Organización Internacional para las Migraciones ha identificado un aumento en los casos de tendencias suicidas, antes tabú pero ahora más evidentes, especialmente entre las poblaciones desplazadas.
Según la OIM, la ausencia de oportunidades económicas, un sistema de salud colapsado y escuelas cerradas, generan un ambiente de desesperación que empuja a muchos a ver la migración como su única opción viable. Sin embargo, la migración regular sigue siendo un desafío inalcanzable para la mayoría de los haitianos, dejando la migración irregular como su única vislumbre de esperanza.
"Si bien la prestación de asistencia fue más fácil después de los terremotos, hoy en día es una tarea cada vez más difícil. El personal humanitario, incluido el nuestro, se enfrenta a desafíos de seguridad sin precedentes, equilibrando el imperativo de ayudar a otros con la cruda realidad del riesgo personal y el desplazamiento, afirmó Philippe Branchat, director de la OIM en Haití.