Morrison en Edesur. Cuando la pelota le explota al pelotero

jueves 22 agosto , 2024

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Esteban Delgado | Foto: Kelvin de La Cruz

El presidente Joaquín Balaguer, veterano por demás, servidor de la dictadura y siete veces mandatario de esta nación, cuando recibía críticas de “determinados expertos” en determinadas áreas de la administración pública, acostumbraba a nombrar a uno que otro de esos críticos en la institución de la que hacían referencia.

Era como poner la pelota en manos del pelotero, a ver si lo hacía tan bien como decía que debía hacerse, pero ya no desde las gradas, sino en el terreno de juego. Al final, esos críticos terminaban hasta cierto punto desacreditados, porque no resolvían lo que criticaban y, en cambio, quedaban neutralizados para seguir criticando. Se adherían al sistema.

Pero hay otros ejemplos que, incluso, se pueden mencionar, como el caso de Temístocles Montás, quien era el experto en materia eléctrica, en el otrora y actual opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Pero cuando ese partido llegó al poder en 1996 su designación en la entonces Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) dejó como resultado un fracaso de gestión.

Le ocurrió algo parecido, aunque guardando las distancias, al reputado economista del otrora poderoso Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Frank Rodríguez (lamentablemente fallecido a destiempo), quien, con la llegada al poder de Hipólito Mejía en 2000, fue designado gobernador del Banco Central y dos años después hubo de ser sustituido antes de que le explotara en las manos la crisis financiera de mayor impacto económico negativo en la República Dominicana.

Más recientemente, en este gobierno, el presidente Luis Abinader, a su llegada al poder, hizo lo que todos esperaban, poner en manos del “más experto” en materia eléctrica del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Antonio Almonte, al mando de todo lo relacionado con ese sector. Sin embargo, poco a poco tuvo que quitarle atribuciones, en la medida en que los indicadores de gestión energética estatal continuaban deteriorándose, a tal punto que las pérdidas del sector y el gasto del Estado en subsidio eléctrico llegaron a sus mayores niveles históricos.

Finalmente, el mandatario no tuvo de otra que sacar a Almonte, no solo de la gestión eléctrica, sino, además, del Ministerio de Energía y Minas, donde el Gobierno no tiene ni un solo logro que exhibir. Por consideración, tal vez, lo premió enviándolo como cónsul general en la ciudad de Boston, Estados Unidos.

Pero, tal vez, el caso más emblemático sea el del ingeniero Milton Morrison. Esto así, porque antes de fundar un partido político y de aliarse al PRM para alcanzar una cuota de poder, Morrison era visto como un técnico experimentado en materia eléctrica. Además, fue por muchos años el director ejecutivo de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE), que agrupa a los generadores privados de energía.

Desde esa posición, en el sector privado, siempre predicaba que los problemas del sector eléctrico no se debían a la generación, sino a la gestión de las empresas distribuidoras de electricidad (EDE).

Pues, a su llegada al poder, en agosto de 2020, Abinader le puso la pelota en las manos, y se esperaba que como “buen pelotero” haría una gestión exitosa. Lo designó gerente general de la distribuidora Edesur, que en ese momento era la más eficiente (o menos deficiente) de las tres, es decir, más que Edenorte y EdeEste.

Tras cuatro años de gestión en Edesur, ahora que salió del puesto, salen a relucir, de la boca del presidente del Consejo Unificado de las EDE y director ejecutivo del Gabinete Eléctrico del Gobierno, Celso Marranzini, las fallas y descuidos administrativos en la gestión de Morrison, que han provocado un deterioro en el servicio eléctrico de Edesur en su área de cobertura.

Es una pena que quien se proyecta como un experto en una determinada área, termine haciendo una pobre gestión cuando le toca asumir las riendas de lo que consideraba no funcionaba bien por “falta de gestión”.

Lo de Morrison en Edesur, así como lo de otros tantos funcionarios “expertos teóricos” en sus áreas e “ineficientes en la práctica” en esas mismas áreas, es un ejemplo de que no es lo mismo con guitarra que con violín, o lo que resulta igual: no es lo mismo con el pito que con la flauta.

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Esteban Delgado

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