Por: María Eugenia Fernández
La librería Linardi y Risso, inaugurada en 1944, funciona en plena Ciudad Vieja de Montevideo como un "refugio" y un "lugar de resistencia" del libro en papel, donde se conservan unos 40 mil ejemplares de las piezas más antiguas y raras de los grandes autores latinoamericanos.
Frecuentada por el escritor Eduardo Galeano (1940-2015), entre otras personalidades de la cultura uruguaya y latinoamericana, la librería es una de las más antiguas del país, dirigida en la actualidad por Andrés Linardi y Álvaro Risso, representantes de las dos familias fundadoras.
El establecimiento compartió en sus inicios el espacio físico con el taller del pintor Joaquín Torres García (1874-1949), lo que "potenció" la creación de un "polo cultural muy interesante" que se formó entre los clientes de la librería y los alumnos del artista, explicó Risso en una entrevista con Efe.
A partir de la década de los sesenta, la institución decidió especializarse en los libros latinoamericanos modernos y antiguos. "Eso es lo que le dio a nuestra librería una referencia, ser un punto de consulta", señaló Risso, también presidente de la Cámara Uruguaya del Libro (CUL).
Los propietarios están constantemente en la búsqueda de ejemplares raros y antiguos, una tarea cada vez más difícil en Uruguay debido a la escasez de bibliotecas y colecciones de aficionados.
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"Digamos que las grandes colecciones que han habido ya se han vendido", afirmó Risso, al tiempo que agregó que en la actualidad lo más común es la compra de piezas sueltas.
Para el presidente de la CUL, la "última gran biblioteca" del país fue la del expresidente uruguayo Jorge Batlle, amante de los libros, sobre todo de la historia de América Latina. "La del presidente Batlle es una fantástica biblioteca", enfatizó Risso.
Luego del fallecimiento del expresidente en octubre de 2016, los propietarios de Linardi y Risso visitaron la colección e hicieron una oferta para adquirirla.
Sin embargo, por el momento, los hijos de Batlle decidieron conservarla en el ámbito familiar. En Linardi y Risso se pueden encontrar ejemplares de alrededor de 1700, así como primeras ediciones de los grandes escritores latinoamericanos, entre otras rarezas.
"Una buena primera edición de (Jorge Luis) Borges, de las buenas -cuando era un escritor joven en los años 1925 o 1930-, puede costar entre tres mil y cuatro mil dólares", detalló el presidente de la CUL.
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Ese mismo estimado de precio aplica, por ejemplo, para "una primera edición o un buen ejemplar" de 'Cien Años de Soledad' de Gabriel García Márquez publicado por la editorial Sudamericana en Buenos Aires.
Los precios pueden llegar hasta los 20 mil dólares, valor por el que se vendió una colección de más de 30 tomos de una enciclopedia francesa. Sin embargo, Risso explicó que el precio depende mucho de la pieza, ya que hay determinados factores que inciden en su cotización y "no es que todo valga miles".
Entre las cosas que aumentan el costo de un ejemplar se encuentran los libros autografiados, los grabados, los mapas, el tipo de edición y el estado de conservación.
La tentación por conservar un ejemplar atípico siempre está presente, pero tanto Risso como Linardi tienen claro que están al frente de un "comercio". "Es una tentación enorme que siempre tenemos (…) Pero los disfrutamos un tiempo, los tenemos y cuando se van los despedimos", declaró.
El acervo de la librería no atrae solo a turistas, sino también a personalidades internacionales que visitan Uruguay, por lo que en 1960 Linardi y Risso inauguró un libro de visitantes ilustres con la firma del chileno Pablo Neruda (1904-1973).
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Por el establecimiento han desfilado varios presidentes, príncipes, artistas plásticos, escritores, ganadores del Premio Nobel, entre otras figuras. Risso recordó especialmente la última visita del peruano Mario Vargas Llosa, en 2011.
"Hizo varias visitas, pero la última fue fantástica. Era enero de 2011, Montevideo medio desierto, la gente de vacaciones… Estaba prácticamente solo cuando lo vi entrar, era vigente Premio Nobel (de Literatura) y la prensa lo estaba siguiendo por todos lados", detalló.
Hasta Mario Benedetti (1920-2009) firmó el libro de visitantes y dejó un poema especialmente dedicado a los propietarios, una anécdota que el presidente de la CUL narra con orgullo. Es que para Risso el local de la Ciudad Vieja es "una caja de sorpresas" en la que ningún día es igual al otro.