Un panel de psicólogos clínicos y una especialista en adicciones analizaron el tema de la soledad y la definieron como un estado emocional por el que pasan las personas, el cual podría degenerar en un trastorno depresivo que requerirá un tratamiento profesional.
El grupo lo conformaron los profesionales de la psicología Alexandra García Payamps, Gunter Lorenzo Rodríguez y Angélica Ariza y la asesora y especialista en adicciones Desiree Jiménez Coli.
Trataron el tema en el programa Entre Adultos, que por la ZTV en YouTube y la Z101.3 FM produce el médico psiquiatra Héctor Guerrero Heredia y que conduce el también psicólogo clínico Eladio Hernández De la Rosa.
Desiree Jiménez Coli definió la soledad como un estado de ánimo, de tristeza, de melancolía, que se experimenta fundamentalmente cuando se siente la ausencia de algo o de alguien, que puede ser por la pérdida de una pareja o de un ser querido o de no sentirse acompañado pese a convivir con otras personas.
Explicó que persona puede decidir vivir sola, pero satisfecha de estarlo, porque le permite vivir en paz consigo misma y encontrarse en su interior, ya que le permite disfrutar la vida a su manera, pero añadió que hay una soledad que es por falta de apego con los demás individuos con los cuales se comparte o se vive, porque no hay empatía.
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De su lado, Alexandra García Payamps estableció que hay tres tipos de soledad, y una es cuando la persona elige estar por sí misma sola, por le gusta estar de esa manera; otra es cuando estando acompañada de una pareja u otras personas no se siente satisfecha con esa compañía, porque no la llenan interiormente, y el otro tipo es cuando ese estado es impuesto por situaciones económicas o políticas o por la ocurrencia de algún fenómeno social o natural.
Sostuvo que el peor estado de soledad es cuando la persona aún estando acompañada se considera sola y triste.
Gunter Lorenzo Rodríguez coincidió con Desiree y Alexandra en el sentido de que la soledad es un estado emocional, pero diferenció los términos de estar solo y sentirse en soledad.
Precisó que vivir solo se hace por propia elección y aunque no viva con alguien más, no siente la soledad porque se adapta al ambiente y socializa con el hábitat o con quienes viven a su alrededor, y otra cosa es sentir soledad pese a convivir en familia o un varias personas, pero se percibe que no tienen conexión emocional y no satisfacen el interés del individuo.
Refirió en el Reino Unido, debido a la existencia de más de nueve millones de personas en situación de soledad se ha declarado un ministerio que trata y da asistencia a ciudadanos en esas condiciones.
Angélica Ariza al exponer sobre la soledad impuesta, cita el caso de una persona que vive entre familiares o un grupo de persona, pero que no se siente identificada con éstas y se ven en la necesidad de buscar a alguien o a otras personas que le puedan servir de referente de interés común.
Alexandra añadió que la soledad también se impone cuando la persona emigra hacia otro país y por razones de idioma o razones culturales no siente identificación con los ciudadanos de esa nación y se ve obligado a vivir en soledad.
Los cuatro especialistas coincidieron en que el estado de soledad puede afectar a adolescentes y adultos, pero mayormente a personas envejecientes.