La pérdida de la memoria a corto plazo, asociada con la edad, se puede revertir estimulando determinadas áreas del cerebro a un ritmo específico, reveló un estudio de la Universidad de Boston (Massachusetts, Estados Unidos) publicado en la revista Nature Neuroscience.
La memoria a corto plazo, es decir, la capacidad de retener información de forma breve para su uso posterior, disminuye con el envejecimiento.
En los adultos más jóvenes, está vinculada a interacciones neuronales específicas dentro y entre las regiones del cerebro y se piensa que este proceso involucra dos patrones de oscilación neural u ondas cerebrales llamadas ritmo gamma y ritmo theta, en la corteza prefrontal y en el lóbulo temporal del cerebro.
A través del uso de electroencefalografía, los investigadores examinaron cómo cambian las interacciones en adultos mayores y cómo se relacionan con la memoria a corto plazo.
Para ello utilizaron un procedimiento de estimulación cerebral no invasivo con el que poder modular las interacciones de las ondas cerebrales individuales asociadas con este tipo de memoria.
Seleccionaron un grupo de 84 adultos -la mitad compuesto por personas de 20 a 29 años y el resto de 60 a 76 años- a los que se les evaluó cómo realizaban una tarea que implicaba a la memoria a corto plazo con y sin estimulación cerebral.
Sin la estimulación cerebral, los adultos mayores eran más lentos y menos precisos que los jóvenes, los cuales mostraron mayores interacciones entre los ritmos theta y gamma en la corteza temporal izquierda y una mayor sincronización de los theta en las regiones frontotemporales.
Al recibir estimulación cerebral, la precisión con la que operaron los mayores mejoró y se acercó más a la de los jóvenes, un efecto que duró hasta cincuenta minutos después de la administración de los impulsos.
Robert Reinhart y John Nguyen, que lideraron la investigación, señalaron que estos hallazgos pueden proporcionar una base para futuras intervenciones dirigidas al deterioro cognitivo relacionado con la edad.