En estos días en que se ha producido una brusca apreciación de alrededor de 5 % del valor del peso dominicano frente al dólar estadounidense, algunas personas se han acercado para preguntarme si esa tendencia se reflejará en una reducción de los precios de los productos importados.
La respuesta es: “No, necesariamente”. ¿Por qué? Para que una apreciación del valor de la moneda nacional se refleje en rebaja de precios de productos importados tienen que combinarse varios factores, que es muy difícil que coincidan.
Veamos. La apreciación del peso, de alrededor de 300 puntos básicos en un solo mes (febrero) puede que no sea constante, es decir, que posiblemente volverá devaluarse a los niveles que tenía antes. Entonces, los importadores deben tener la seguridad de que esa apreciación perdurará en el tiempo o, de lo contrario, mantendrán los precios sin variación, como si el dólar estuviera alto.
Esto así, por lo siguiente: Supongamos que un importador compró mercancías valoradas por 100,000 dólares en enero, a una tasa de 58 pesos por uno. Esto indica que debió buscar 5,800,000 pesos para comprar esa cantidad de dólares.
Entonces, decidió vender esos productos con un margen de ganancia de 20 %, por lo que deberá generar 6,960,000 en ventas, con lo que su ganancia sería de 1,160,000.
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En febrero volvió a comprar la misma cantidad de mercancía, por el mismo precio de 100,000 dólares, pero a una tasa de 55 pesos por uno, por lo que el capital para esos dólares fue de 5,500,000 pesos, es decir, 300,000 pesos menos un ahorro de 5.1 %.
Lo más lógico, para el consumidor, es que el importador rebaje ese porcentaje al precio de venta de esa mercancía y la venda en 6,660,000, con lo que se estaría ganando los mismos 1,160,000. Es decir, su rentabilidad queda intacta, aun rebajándole 4.3 % al precio.
Sin embargo, como el importador no está seguro de si la apreciación se mantendrá por los próximos meses y tomando en cuenta que los pedidos y la llegada de las mercancías se toman su tiempo, es posible que cuando le toque reponer inventario de nuevo, el dólar haya vuelto a subir a 58 pesos por uno y entonces tendría un déficit de capital de 300,000 pesos que tendría que sacar de sus ganancias para poder completar los 100,000 dólares que necesita.
Otro factor es el de los precios de esa mercancía en el mercado internacional, ya que el hecho de que el peso se aprecie frente al dólar en el país no indica que el dólar se haya depreciado en otros mercados. Entonces, posiblemente la mercancía que costaba 100,000 dólares en enero ha subido a 105,000 dólares en febrero, lo cual indica que ese aumento de 5,000 dólares absorbe por completo el 5% de apreciación del peso en el mercado local, por lo que el importador tendría que buscar la misma cantidad de pesos a una tasa de 55 por uno para comprar la misma mercancía, pero ahora con un precio de 105,000 dólares en lugar de 100,000 dólares.
Eso indica que para ver la apreciación del peso sobre el dólar traducido en precios a la baja de los productos importados deben combinarse los factores de una extensión en el tiempo de esa apreciación y la estabilidad de precios de esos bienes en el mercado internacional.
De esa forma, cuando llegue el momento de reponer inventario para ese importador, tendría la posibilidad de rebajar los precios, pues necesitaría menos pesos para comprar la mercancía que ha de comercializar y podría mantener sus mismos niveles de ganancias sin requerir más capital.
Pero como se trata de una apreciación monetaria repentina, que se registró en apenas un mes cuando el promedio de los últimos 18 años en el país es de una devaluación, no apreciación, de 3.5 % anual, es seguro que los importadores están a la expectativa de que la revalorización del dólar volverá a su ritmo en cualquier momento y por eso no se aventuran a ajustar precios a la baja.
Además, lo que está ocurriendo en la actualidad es que los precios internacionales están subiendo, por lo que esos aumentos externos absorben con creces la apreciación interna.
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