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Juan Genovés, el pincel como arma de compromiso político

viernes 15 mayo , 2020

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Juan Genovés | Foto: EFE/ Bernardo Fernández

Por Celia Sierra

La muerte le llegó quince días antes de cumplir 90 años y con el pincel en la mano. Juan Genovés, el pintor de multitudes que regaló a la sociedad española uno de sus más bellos símbolos, "El abrazo", falleció hoy dejando tras de sí un legado marcado por el compromiso político y la fe en el poder transformador del arte.

Pocos autores de su generación disfrutaron de la fama internacional que tuvo, pero él nunca quiso abandonar España. El artista de multitudes, uno de los grandes autores realistas del siglo XX, residía en Madrid y estaba casado con la pintora Adela Parrondo, con quien tiene tres hijos.

Pintor, dibujante y grabador, fue un pintor marcado por las multitudes, primero de manifestantes en lucha o huida y luego de las vistas aéreas de transeúntes que hablaban de la vida en sociedad: "El motor de mi vida ha sido el miedo, la resistencia al miedo a una autoridad que te podía quitar de en medio", solía decir.

La pintura surgió en él desde muy niño, cuando él y su hermano trabajaban sirviendo carbón a domicilio del negocio familiar en su Valencia natal, y se hizo popular en el barrio por sus dibujos con carbón en las paredes.

Luego llegarían las clases nocturnas y el ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Valencia. Tras una temporada trabajando en Madrid pintando maniquíes de escaparate, empezó su carrera artística en 1964.

Su obra está caracterizada por el realismo social, con elementos del pop-art, la "foto-pintura" y la pintura de testimonio que algunos expertos aproximan al arte goyesco. En la última época, dio un giro hacia la investigación del movimiento estático en la pintura, y la presencia de figuras humanas se convirtieron en la excusa para hablar del problema de la pintura y el ritmo visual.

Militó en el Partido Comunista, su obra siempre tuvo un perfil político y será recordado por la gran mayoría por "El abrazo", una obra que primero fue cartel que apareció por las calles de toda España.

Fue la Junta Democrática en la clandestinidad la que le encargó la confección de un cartel que sirviera para reivindicar la amnistía de todos los presos políticos. La obra fue requisada y Genovés estuvo cinco días detenido e incomunicado en 1976, una complicada época en España tras la muerte del dictador Francisco Franco.

Ese trabajo, que representa unas figuras de espaldas, abrazándose, como símbolo de la reconciliación de las dos Españas, se plasmaría luego en el famoso cuadro "El abrazo", que ahora está en el Congreso de los Diputados y que le vino a la mente viendo a unos niños abrazarse a la salida del colegio.

"Los que luchamos en la resistencia teníamos una idea fija, la reconciliación de los españoles", dijo cuando el cuadro fue depositado con un acto simbólico en la Cámara Baja en 2016 junto a políticos de todos los signos. "Yo lo pinté pero no me pertenece, pertenece a toda la gente que lo hizo suyo por medio de ese cartel", señaló entonces a Efe.

Cuando salió de la cárcel en 1976, se encontró con que su galería se lo había vendido a un coleccionista extranjero, y el Gobierno de Adolfo Suárez -el primero democrático tras el régimen franquista- tuvo que hacer gestiones para recuperarlo.

El cuadro se instaló en el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), antes de pasar, en 1988, al Reina Sofía, en cuyos almacenes ha permanecido casi tres décadas, saliendo puntualmente para exposiciones temporales.

La imagen se convirtió en escultura en 2002, en la Plaza de Antón Martín de Madrid, para recordar la muerte de los abogados laboralistas asesinados cerca de ese lugar en 1977, por un grupo de extrema derecha.

Genovés militó en el Partido Comunista y en 2003 su nombre apareció en la lista del PSOE (número 109) en las elecciones de la Comunidad de Madrid.

A partir de los ochenta, el artista comenzó a dedicarse, cada vez más, a su arte y a la lucha por la paz. En esa época sus lienzos recogían imágenes de ciudades desoladas, inquietantes, postindustriales y deshumanizadas.

Su compromiso político fue más allá del lienzo y participó en movimientos y manifestaciones pro-derechos humanos, como la Plataforma Cultura Contra la Guerra (de EE.UU. en Irak).

En 1988 intervino en la exposición "Homenaje a las víctimas del franquismo", fue uno de los firmantes del manifiesto contra el campo de tiro de Anchuras (Ciudad Real) en 1989; participó con una veintena de artistas en la ilustración del libro "Por un mundo sin ejecuciones" (1990), y en 1994 integró la ejecutiva del comité español del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Las exposiciones y los galardones se repitieron a lo largo de su carrera, tanto dentro como fuera de España. Su obra se encuentra en importantes colecciones públicas de Estados Unidos y Europa, incluidos el Museo de Arte Moderno (MoMA) y el Museo Guggenheim de Nueva York, el Museo Reina Sofía y el IVAM de Valencia (este).

Su última exposición fue "La unidad dividida por cero" en Avilés (norte de España), en el Centro Niemeyer, donde exponía por primera vez junto a sus tres hijos, Pablo, Ana y Silvia, todos artistas.

Entre los premios que cosechó a lo largo de su carrera figuran la Medalla de Oro de la Bienal Internacional de San Marino (1966), Mención de Honor en la Bienal de Venecia (1966), Premio Marzotto Internazionale (1968), Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2005).

Agencia EFE

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