Por Marina Villén
Cientos de miles de iraníes conmemoraron este martes con marchas por todo el país el cuadragésimo primer aniversario del triunfo de la Revolución Islámica, entre llamamientos a la unidad frente a Estados Unidos y promesas de venganza por sus recientes acciones contra Irán.
Las multitudinarias celebraciones coinciden este año con un aumento de las tensiones en la región entre Irán y EE.UU, lo que quedó reflejado en las pancartas y en los discursos de las autoridades.
El aniversario de la revolución, que derrocó en 1979 al shá Mohamad Reza Pahlaví e instauró un régimen teocrático en Irán, se convirtió en un homenaje al general iraní Qasem Soleimaní, asesinado el pasado 3 de enero en un bombardeo estadounidense en Bagdad.
"Debido a que EE.UU. ha cometido los mayores crímenes contra la nación iraní con su presión económica (sanciones) y el martirio de nuestro gran general, la asistencia masiva de personas hoy es una fuerte respuesta", subrayó el presidente iraní, Hasan Rohaní.
Los habituales lemas de "Muerte a EE.UU." fueron muy coreados en la concentración de Teherán, en torno a la emblemática plaza Azadí (Libertad), donde algunos de los asistentes portaron también caricaturas del presidente estadounidense, Donald Trump.
RESISTENCIA HASTA EL FINAL
La pancarta en inglés "We resist forever" fue en esta jornada una de las más empuñadas por los manifestantes, un mensaje reforzado por otros carteles con la frase: "We stand up to the end".
"Tengo dos hermanos mártires, que perdieron su vida en la guerra con Irak (1980-88), y ahora ante las balas del enemigo mando a mis hijos porque soy fiel a nuestro sistema y no permito que violen nuestro territorio", dijo a Efe Fatemeh Karimí, un ama de casa de 65 años.
Por su parte, Rohaní señaló en su discurso que para EE.UU. es "insoportable" el triunfo y permanencia de la Revolución Islámica y "el gran poder de Irán en la región", y que por ello ese país "cada noche sueña" desde hace 41 años con volver a dominar la nación persa, como hacía durante la época de la monarquía.
Esta lucha contra Washington fue también subrayada con la presencia de banderas de Irán, del grupo chií libanés Hizbulá, de Siria y de Palestina, que forman parte del llamado Eje de Resistencia contra EE.UU. e Israel.
En ese frente, tuvo un papel muy destacado el general Soleimaní, encargado como comandante de la Fuerza Quds de las operaciones en el extranjero de la Guardia Revolucionaria iraní.
SOLEIMANÍ, OMNIPRESENTE
La fotografía del general iraní decoró gran parte de las pancartas y los carteles colgados en los edificios y avenidas circundantes a la plaza Azadí, en los que también se pedía "dura venganza" y se aseguraba que "todos los devotos de la resistencia son sus vengadores".
Destacó una imagen en la que aparecía junto al líder supremo, Alí Jameneí, y el fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní, los iconos del sistema teocrático iraní.
El recuerdo de Soleimaní, al que Rohaní describió como "un comandante en el campo de batalla y un alto diplomático en las negociaciones que buscaba la estabilidad en la región", era de esperar en esta jornada ya que se cumplen 40 días de su muerte, una fecha de luto muy respetada por los chiíes.
"El martirio de Soleimaní en ese crimen de EE.UU. hizo hervir la sangre a las poblaciones tanto de Irán como de otros países de la resistencia", afirmó a Efe Elmira Shafaghí, de 24 años y estudiante de maestría.
La joven destacó que estaba "impresionada" por la multitud presente en Azadí, pese al frío y la nevada que cayó por la noche, y consideró que esto demuestra "lealtad al general".
DIVISIONES INTERNAS COMO TELÓN DE FONDO
La muerte de Soleimaní unió en cierta medida a la nación iraní, pero el derribo por error de un avión ucraniano de pasajeros una semana más tarde, que causó la muerte de sus 176 ocupantes, hizo emerger las divisiones y las protestas contra el sistema.
Haciendo un guiño a los descontentos y tratando de unir a la población, Rohaní dijo en su discurso ante la multitud que "la revolución significa tomar medidas en beneficio de toda la nación" y que los 83 millones de iraníes sean "felices".
En esta línea, dirigiéndose a los sectores más conservadores, el presidente abogó por resistir a las presiones extranjeras pero manteniendo abiertos los canales diplomáticos, así como a no debilitar el sistema republicano para fortalecer la teocracia.
El próximo día 21 Irán celebra elecciones parlamentarias, en las que la autoridades han pedido una masiva participación. Sin embargo, buena parte de los ciudadanos no está por la labor de depositar un voto que legitima al régimen.