Un grupo de investigación mexicano de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) planteó un concepto nuevo y diferente para el desarrollo de vacunas contra los virus de la influenza y rotavirus.
En una entrevista con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el doctor Fernando Esquivel Guadarrama, quien coordina el trabajo, explora desde un enfoque molecular la posibilidad de utilizar antígenos o proteínas de los virus que no mutan.
El doctor en inmunología por la Universidad Brunel, Inglaterra, explicó que todas las cepas del virus de la influenza tienen una proteína de membrana llamada M2 que presenta muy pocos cambios en su secuencia.
Esto, señaló, podría ser útil en el desarrollo de una vacuna universal para la influenza si su capacidad inmunogénica no fuese tan pobre.
Este trabajo de investigación que se realiza en el Laboratorio de Inmunología Viral de la Facultad de Medicina de la UAEM consiste en fortalecer la inmunogenicidad de antígenos (proteínas) conservados para que generen protección ante una infección contra estos virus, como es el caso de la proteína M2.
"Lo que hacemos es tomar estas proteínas o regiones que no son muy inmunogénicas y que adquieran esta característica, y de esta manera generar una respuesta contra estos sitios", aseveró el investigador.
Con esto, continuó, "aseguraremos una respuesta inmune contra todas las cepas existentes e incluso aquellas que aún no conocemos".
El objetivo de esta línea de investigación es generar vacunas contra todas las cepas contra influenza o rotavirus, según sea el caso, con un solo antígeno.
El académico señaló que además esta vacuna resultaría económicamente viable, porque eliminaría la necesidad de desarrollar vacunas cada vez que se presente una nueva amenaza viral por influenza o rotavirus.
"Por ejemplo, en lugar de usar varias cepas de rotavirus para una vacuna, utilizamos un antígeno que cubre todos los rotavirus que están circulando y aquellos que vayan a surgir", explicó.
Los virus de la influenza son patógenos que año con año causan aproximadamente 600.000 muertes en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Éstos tienen cambios antigénicos constantes y, por lo tanto, los anticuerpos que permiten al organismo humano generar una respuesta inmune no son eficientes cuando el virus cambia o muta.
Esta propiedad de mutación antigénica dificulta el desarrollo de vacunas contra todas las cepas circulantes de influenza o contra nuevas cepas como las que causan pandemias.