El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) destacó este martes que el comercio agropecuario es clave para impulsar la economía de América Latina, que ha sido duramente golpeada por la crisis sanitaria.
El IICA y la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) elaboraron un documento base que brinda información para el diseño, implementación y financiamiento de un proyecto que fomente la convergencia regulatoria en el sector agroalimentario entre los países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico.
"La pandemia ha golpeado a Latinoamérica, trae muchas consecuencias, y los países de la región tienen que buscar nuevos motores para impulsar el crecimiento. El comercio agroalimentario se constituye en uno de esos motores", dijo la subdirectora General de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Anabel González, al presentar el documento.
Las autoridades explicaron que el potencial del sector agroalimentario para contribuir con la reactivación económica de la región es muy significativo, pero se deben cumplir retos para reducir los obstáculos regulatorios que inciden en el comercio y encadenamientos productivos que son relativamente limitados.
"Creemos que la cooperación regulatoria entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico podría apoyar la expansión del comercio agroalimentario intrarregional, la seguridad alimentaria, el desarrollo de cadenas de valor, una pequeña participación de pequeños y medianos productores y empresas del comercio que siempre son los más impactados por las divergencias regulatorias y contribuir a fomentar las exportaciones", afirmó González.
Datos presentados por las entidades indican que en el caso del Mercosur, las exportaciones del sector agrícola al mundo tienen un peso importante (43 % en 2019). Sin embargo, no ocurre lo mismo en el caso de la Alianza del Pacífico, para la que el sector agrícola representó solamente un 9 % de sus exportaciones.
Por su parte, el gerente del Programa de Comercio Internacional e Integración Regional del IICA, Daniel Rodríguez, detalló que "identificar criterios que nos permitan priorizar acciones no solo a nivel de cadenas y productos sino en tipos de medidas es realmente importante".
Los expertos destacaron que mantener costos de divergencias regulatorias altos impacta y perjudica a los pequeños y medianos productores, que quedan inhibidos de participar en el comercio en vista de que los de mayor escala cuentan con mecanismos de acceso a la información.
Entre los posibles aportes de la cooperación técnica al proceso de convergencia se encuentra la armonización y estandarización internacional, los acuerdos de reconocimiento mutuo, las determinaciones de equivalencia regulatoria y el fomento de buenas prácticas y principios.
Uno de los objetivos de la primera etapa de los trabajos es combinar una serie de criterios para definir prioridades de cooperación y criterios de interés comercial. Los procesos de análisis se iniciarán a través de la creación de una comunidad de reguladores que puedan intercambiar experiencias, formalizar la cooperación y constituir redes de reforma regulatoria en la región basadas en buenas prácticas internacionales.