Entre 58 y 62 % de las personas que tuvieron un infarto al miocardio presentaban síntomas de depresión que no habían sido detectados, dijo a Efe el médico Benjamín Becerra Rodríguez, director del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara (oeste de México).
"Estos pacientes tienen menos motivación, no disfrutan, no cuidan su alimentación, no hacen ejercicio y se dedican a refugiarse en el trabajo, sin ninguna actividad que pueda favorecer la buena circulación del corazón y si ya era propenso a un infarto, con la depresión se precipita más", explicó el especialista.
En el marco del Día Mundial del Corazón que se conmemoró el 29 de septiembre, el experto citó un estudio del Instituto Nacional de Cardiología en el que participó, que muestra que después del infarto el número de pacientes con depresión aumenta a 80 % debido a que la enfermedad cardiaca es para ellos un sinónimo de muerte.
"Con un infarto se deprimen más porque ahora asocian la palabra infarto con muerte, entonces ahí hay que intervenir tanto el cardiólogo como el psiquiatra", agregó Becerra Rodríguez.
También es común que las personas con un corazón rehabilitado no se cuiden y tampoco hagan actividad física por miedo a que suceda otro infarto, lo que complica su estado anímico y el buen funcionamiento de su sistema respiratorio, recalcó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo.
Se calcula que en 2015 murieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31 % de todas las muertes registradas en el planeta.
Del total de los fallecimientos, 7,4 millones corresponden a muertes por cardiopatía y 6,7 millones a eventos cerebrovasculares.
Becerra Rodríguez dijo que es común que las personas con una personalidad muy rígida y estricta presenten tanto depresión como problemas del corazón pues suelen ser poco tolerantes, extremadamente disciplinadas en su trabajo, no realizan actividad deportiva, además de que su alimentación e hidratación es deficiente.
Consideró que por esta razón no solo es necesario prevenir factores como el sobrepeso u la obesidad, sino también mejorar la salud mental de las personas para evitar que sea un elemento que detone algún tipo de enfermedad cardiovascular.
"Hay que cuidar la salud física, pero también la salud mental pues son factores que inciden directamente el uno con el otro", apuntó. Según datos de la OMS los trastornos por depresión y por ansiedad son problemas habituales de salud mental que afectan a la capacidad de trabajo y la productividad.
Más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad.