El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, saluda a comandantes del Ejército. Foto EFE/Palacio de Miraflores.
El Gobierno de Venezuela se mantiene firme en su negativa a ceder posiciones ante la creciente presión de EE.UU., con una acusación al presidente Nicolás Maduro por narcoterrorismo, en primer lugar, seguida de la supuesta solución al problema: el despliegue de barcos militares y soldados en las costas venezolanas para controlar el tráfico de drogas.
Pero ni las acusaciones a Maduro y una decena de colaboradores cercanos a él, ni la demostración de la fuerza naval estadounidense en aguas venezolanas ni los militares enviados por Donald Trump amilanan al mandatario venezolano, que arenga a sus tropas por si llegase el momento de defenderse: la "furia bolivariana será la respuesta".
Esas nuevas medidas de presión se suman a las ya legendarias sanciones de EE.UU. a Venezuela, causantes, según el chavismo, de la grave crisis, acrecentada con la pandemia por el coronavirus y por el desabastecimiento de gasolina, frecuente en el interior del país en los últimos tiempos y que en las últimas semanas, llegó a Caracas.
Y para capear el temporal por esta carencia, el vicepresidente de Economía de Venezuela, Tareck El Aissami, informó este viernes de la puesta en marcha de un programa de racionamiento de combustible para garantizar así el suministro a los sectores prioritarios de la economía, en medio de la escasez y la cuarentena ordenada para frenar la propagación del COVID-19.
"La Administración Trump no solo ha recrudecido el criminal bloqueo para no acceder a los recursos financieros (…) con este perverso plan de bloqueo naval y amedrentamiento está impidiendo la compra de aditamentos químicos e insumos necesarios para la producción de combustible que se distribuye a nivel nacional", dijo El Aissami en una declaración televisada.
Presiones de Trump en cuarentena
El miércoles, el mandatario estadounidense anunció que reforzará la vigilancia del Caribe para luchar contra el tráfico de drogas, con especial atención a Venezuela y México.
Antes, había acusado a Maduro y a una decena de sus más cercanos colaboradores de narcoterrorismo y lavado de activos, y propuso la conformación de un Gobierno de transición en el país suramericano, mientras en EE.UU. sigue la carrera electoral para las elecciones presidenciales, en las que Trump buscará repetir mandato.
El presidente estadounidense detalló el miércoles que las operaciones militares en el Caribe ya comenzaron, y que cuentan con el apoyo de otras 22 naciones, que aportaran efectivos castrenses e información de inteligencia.
"Estamos desplegando destructores navales, barcos de combate, helicópteros, aviones de la fuerza aérea para labores de vigilancia y patrullas de la Guardia Costera, duplicando nuestras capacidades en la región", afirmó Trump, que compareció flanqueado por los militares de su Gobierno.
Pero Maduro no se resigna ni cede ante las amenazas, sino todo lo contrario. Alista a los suyos para estar preparados ante cualquier eventualidad.
"En las próximas horas he ordenado en el marco del operativo permanente escudo bolivariano la movilización de piezas de artillería para estar preparados para el combate por la paz", dijo este mismo viernes durante una breve alocución televisada para brindar datos sobre los efectos del coronavirus en el país, y durante la que aprovecho para enviar su mensaje a Trump.
Denuncia amenazas
Venezuela interpretó esta acción como una amenaza de posible intervención, a la que respondió desafiante casi de forma inmediata.
El propio Maduro reaccionó al negar, primero, las acusaciones por presunto narcotráfico, y luego al señalar que Trump duplicará la presencia de EE.UU. en el Caribe para desviar la atención por la crisis humanitaria que, aseguró, atraviesa ese país por el nuevo coronavirus.
Maduro también dijo que si el interés de Estados Unidos es vigilar el tráfico de drogas debería prestar más atención a Colombia, país al que acusó de producir cocaína.
"Venezuela tiene el récord mundial de combate al narcotráfico", agregó.
Respaldo a Maduro
Los jerarcas de la Fuerza Armada salieron en bloque a respaldar a Maduro, a quien consideran su comandante en jefe, pese a que el presidente de Parlamento, Juan Guaidó, es reconocido como presidente interino por casi 60 países, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza.
También se cobijó bajo el ala de Maduro el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), donde influye con fuerza el considerado número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello.
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Hoy, Roy Daza, quien preside la comisión de asuntos internacionales del PSUV, cargó contra el plan de Estados Unidos para conformar un Gobierno de transición, lo que calificó como un "golpe de Estado".
"No es otra cosa que un golpe de Estado y no es otra cosa, además, que la instauración de una dictadura", dijo en una entrevista con el canal estatal VTV.
Rusia y Cuba defienden Venezuela
El chavismo también plantó cara al desplegar su llamada "diplomacia de paz" y replicando las posturas de Rusia y Cuba, dos de sus principales aliados, respecto a las recientes decisiones de Estados Unidos sobre Venezuela.
Para Rusia, la propuesta de un Gobierno de transición es "una burla", al tiempo que llamó a pensar en el pueblo de Venezuela y en cómo ayudar a este país a salir de esta catástrofe humanitaria".
Entretanto, Cuba consideró como una "grave amenaza" a la paz de la región el despliegue de la fuerza militar estadounidense en el Caribe.
En ese sentido, el ministro de Relaciones Exteriores de la isla, Bruno Rodríguez, sostuvo que el "supuesto combate al narcotráfico es solo un pretexto oportunista" de Washington para emprender una acción militar naval en Venezuela.