El gasto en sanidad global ha crecido a una media del 4 % anual en lo que va de siglo, por encima del crecimiento económico mundial (2,3 %), impulsado sobre todo por países emergentes como China o la India, resalta un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado ayer miércoles.
El documento subraya que en 2016, último año con datos completos, el gasto mundial en sanidad ascendió a 7,5 billones de dólares, lo que equivale a un 10 por ciento del PIB global, según las cifras presentadas en rueda de prensa por la directora de finanzas y sistemas sanitarios de la OMS, Agnes Soucat.
En los países de ingresos medios y bajos el gasto público ha aumentado anualmente un 6 por ciento, dos puntos por encima de la media global, y se ha multiplicado por cinco desde 2000, hasta alcanzar 1,3 billones de dólares en el año 2016.
"Una de las claves es el incremento de gasto público en China, asociado con una década de rápido crecimiento económico en la que ha habido una expansión del sistema sanitario rural a zonas urbanas", destacó la doctora.
Este aumento de las partidas en sanidad "es típico en países que se están desarrollando, cuyos ciudadanos piden a sus Gobiernos que expandan la cobertura", añadió, poniendo ejemplos de recientes promesas de universalización del sistema de salud en India (el llamado "ModiCare"), Pakistán, Sudáfrica o Kenia.
La tendencia es similar en Latinoamérica, señaló Soucat citando programas de universalización sanitaria en países como Argentina y Colombia, pese a ejemplos negativos como el de Venezuela: "Algunos países individualmente atraviesan crisis que no necesariamente cambian la trayectoria general al alza", analizó.
El informe señala que este aumento del gasto en países de ingresos medios va sustituyendo poco a poco la participación de la ayuda humanitaria externa, que actualmente sólo representa un uno por ciento de la partida total en salud.
La mitad de esa ayuda externa, señala el informe, se centra en el tratamiento de tres enfermedades: sida, tuberculosis y malaria.
Sin embargo, señaló Soucat, los países de ingresos bajos siguen dependiendo extremadamente de ella, hasta el punto de que como media el gasto público en ese grupo de economías ha descendido desde 2016.
El informe también lamenta que la dependencia en los sistemas sanitarios del pago directo de los pacientes para ser tratados está bajando lentamente, pero aún representa un 35 por ciento del gasto total, "lo que tiene como consecuencia que unos cien millones de personas sean empujadas a la extrema pobreza cada año".
Soucat recalcó la importancia de seguir la tendencia al alza de la inversión en un sector como el sanitario, que "se está convirtiendo en uno de los grandes motores de la economía mundial" mientras otros, como la industria, ceden ante el paso de los adelantos tecnológicos.
"Existe ya globalmente una escasez de trabajadores sanitarios pues el sector crece más rápido que la capacidad de producir la fuerza laboral necesaria para brindar estos servicios", analizó.