Las autoridades estadounidenses detuvieron en 2018 a 150 personas relacionadas con casos de terrorismo doméstico, frente a las 110 que fueron arrestadas por su vinculación con organizaciones extremistas internacionales, según datos del FBI que fueron desvelados este sábado por medios locales.
Las estadísticas, a las que ha tenido acceso el diario The Washington Post, muestran además un repunte en las detenciones de terroristas locales frente al año pasado, cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI) aprehendió a 120 sospechosos.
Por contra, en 2017, fueron detenidas en Estados Unidos cien personas investigadas por acciones inspiradas por grupos extranjeros, como Al Qaeda o el Estado Islámico, treinta de los cuales se enfrentaron a cargos por terrorismo.
Por contra, de los 150 presuntos terroristas domésticos arrestados el año pasado, sólo nueve se enfrentaron a cargos por terrorismo.
El problema, señala el diario que cita fuentes de la agencia de investigación, es que la legislación estadounidense no contempla a grupos nacionales como organizaciones terroristas, por lo que en caso de arresto no suelen presentarse cargos por terrorismo.
Un claro ejemplo de esta situación es la matanza perpetrada por Rob Bowers el pasado mes de octubre en una sinagoga de Pittsburg (Pensilvania), en la que murieron once personas.
El carácter antisemita del ataque, llevó a la Fiscalía a presentar cargos por crímenes de odio, ya que además la forma de actuar de Bowers, en solitario, hizo que no fuera considerado como un acto de terrorismo organizado.
"Un crimen de odio es cuando un individuo actúa animado por el odio o una animadversión hacia personas de otra etnia o creencias religiosas. Y se convierte en terrorismo doméstico cuando existe una ideología que el atacante está intentando propagar mediante la violencia", explicó entonces el fiscal federal Scott Brady.
Sin embargo, aunque se trate igualmente de un 'lobo solitario', cuando los actos del agresor están motivados por alguna organización extranjera, la Fiscalía tiende a presentar cargos por pertenencia a organización terrorista.