Los Golden State Warriors perdieron una vez más a domicilio al caer este miércoles frente a los Indiana Pacers (125-119) en un partido en el que Stephen Curry metió 38 puntos pero del que tuvo que retirarse al final del tercer cuarto por una lesión en el hombro.
Con este nuevo tropiezo lejos de San Francisco, los actuales campeones de la NBA acumulan un desastroso 2-13 fuera de casa (14-15 en total).
Curry estaba firmando un partido sensacional (38 puntos con 11 de 19 en tiros incluyendo 5 de 10 en triples, 7 rebotes y 7 asistencias en menos de 30 minutos) cuando se hizo daño en el hombro izquierdo al intentar frenar a Jalen Smith en una penetración.
El base se echó rápidamente la mano al hombro dolorido, se fue al banquillo con 2.04 por jugarse el tercer periodo y ya no volvió a la pista.
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"Va a hacerse una resonancia magnética mañana", dijo a los medios Steve Kerr, técnico de los Warriors, tras el encuentro sobre la situación de Curry.
En la cancha, la lesión de Curry interrumpió la remontada de unos Warriors que perdían de 25 puntos en el segundo cuarto y que se pusieron solo 3 abajo en el tercer periodo.
Sin embargo, los Pacers (15-14) supieron conservar su ventaja y cerraron el triunfo en el último cuarto.
Tyrese Haliburton (29 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias) fue el más destacado de unos Pacers que metieron el 50,6 % de sus tiros y que se aprovecharon de las 24 pérdidas de balón de Golden State.
Sin Klay Thompson por descanso ni Andrew Wiggins por lesión, los Warriors acabaron además el partido sin Draymond Green, que fue expulsado con 8.24 en el último periodo al recibir dos faltas técnicas seguidas por protestar a los árbitros.