Cuando la tragedia se revierte

martes 17 junio , 2025

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Julio Santana | Foto: Julio Santana

Durante meses, el ejército israelí ejecutó con implacable frialdad una de las operaciones de castigo más brutales del siglo XXI. Todos sabemos que se trata del asedio y exterminio sistemático del pueblo palestino en Gaza. Un infierno de bombas, hambre, desplazamiento y destrucción en nombre de una supuesta defensa nacional. Pero ahora que el conflicto ha dejado de ser unidireccional, que las bombas también caen en su territorio y el miedo se ha instalado en las calles de Tel Aviv, Israel descubre una fragilidad que durante décadas supo ocultar bajo su retórica de invulnerabilidad.

Los testimonios que llegan desde los medios israelíes y occidentales son reveladores. La población está “asustada y en shock”. Las redes sociales se han llenado de preguntas desesperadas: ¿Cómo escapar del país? Con el espacio aéreo cerrado, las largas filas en los cruces hacia Egipto y Jordania son prueba de que incluso quienes alentaron el castigo colectivo contra Gaza hoy desean huir, pero ya no pueden.

El sistema de defensa antiaérea, orgullo nacional, sigue siendo vulnerado hasta la última ronda de los contraataques iraníes. La promesa de Netanyahu de “eliminar la amenaza nuclear iraní” se transforma imperceptiblemente en una pesadilla que amenaza con salirse de control. En lugar de seguridad, el resultado ha sido desestabilización regional, condenas internacionales unánimes y una sociedad civil colapsada emocionalmente. Esto último no es una exageración: más de 4,700 llamadas en pocos días a las líneas de ayuda psicológica del Ministerio de Salud israelí lo demuestran.

Mientras tanto, los palestinos no tienen a dónde escapar. Han sido diezmados, atrapados entre escombros, sin agua, sin alimentos, sin electricidad… y sin fronteras abiertas. En Gaza no hay filas para salir porque los cielos están cerrados por decisión de Israel, y las fronteras son campos minados por el silencio de los cómplices.

Ahora que los proyectiles también caen del otro lado, que el conflicto se expande más allá del gueto en que convirtieron Palestina, el gobierno israelí clama por contención, diplomacia, “moderación de las partes” … Pero ya es tarde para pedir mesura cuando sabemos que, de forma jactanciosa-casi imperial- y con el apoyo estadounidense, comienza a incendiarse una región de gran valor estratégico con total impunidad.

Los grandes actores internacionales —Rusia, China, Turquía, incluso aliados tradicionales como Arabia Saudita y Egipto— han condenado la ofensiva israelí contra Irán por considerarla una provocación injustificada, una violación del derecho internacional y un riesgo de catástrofe nuclear. La voz de Putin advirtiendo sobre “consecuencias imprevisibles” no es retórica vacía, sino un espejo donde Israel puede ver lo que ha sembrado.

Y sin embargo, todavía se insiste en el espejismo. La fuerza basta, que los pueblos pueden ser exterminados sin que la historia ajuste cuentas.

Pero la historia siempre vuelve, y muchas veces —como ahora— lo hace acompañada de miedo, lágrimas y cielos cerrados para todos.

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Julio Santana

Economista (Ph.D) y especialista en sistemas nacionales de calidad, planificación estratégica y normatividad de la Administración Pública. Fue director de la antigua Dirección de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor).

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