Foto: Amaury Pineda
Entre los dominicanos la frase: “Somos el país más feliz del mundo,” se da por cierta a causa de lo tanto que se repite. Sin embargo, de acuerdo con el Reporte Mundial de Felicidad, la República Dominicana se encuentra en el puesto 83 entre los 156 países encuestados1. Este estudio estima que factores como el Producto Interno Bruto (PIB), la esperanza de vida, la generosidad, el apoyo social, la libertad y la transparencia gubernamental tienen la mayor incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos.
No es sorpresa que los habitantes de países con mayores niveles de transparencia, libertad, esperanza de vida, etc., tales como Finlandia, Noruega, y Dinamarca reporten los mayores niveles de satisfacción con su vida y altos niveles de felicidad. Dentro de América Latina, Costa Rica en la posición número 13, también presenta niveles de transparencia mucho más altos que el nuestro, así reporta Transparencia Internacional2.
Según estos parámetros, las probabilidades de que nuestro país se vea ubicado entre los diez primeros lugares de esa lista parecen ínfimas. No obstante, entiendo que algo podemos aprender de los países nórdicos más allá de sus instituciones y su nivel económico. Por lo visto, aun no siendo una superpotencia económica de la magnitud de Estados Unidos o China, los ciudadanos de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega se encuentran siempre entre los más felices.
La ley de Jante o en danés Janteloven es un conjunto de normas (no escritas) de conducta que describen la manera en cómo deberían comportarse los nórdicos3. En palabras simples, las leyes recomiendan al ciudadano poner a la comunidad por encima del individuo y a no alardear de las posesiones materiales o logros individuales a fin de no despertar la envidia y los celos del prójimo.
Frente a la creciente presión que tienen los dominicanos por tener el celular más moderno, ropa a la moda, vehículos personalizados, poder consumir bebidas costosas en ambientes caros, y comidas en restaurantes exóticos, pienso que aprender de los nórdicos e imitar un estilo de vida apegado a la ley de Jante podría llevarnos más rápido a ser un país feliz.
Si sumamos la gran desigualdad social que existe en nuestro país4 con el hecho de que los jóvenes son más propensos a delinquir cuando no pueden acceder a las cosas anteriormente mencionadas5, no debe ser sorpresa el aumento de la delincuencia en nuestro país6. Aunque no tengo nada en contra de la música urbana, pienso que los artistas y las celebridades de los medios comunicación podrían contribuir a reinvertir los valores que hasta ahora solo van dirigidos hacia una vida centrada en el hedonismo y la gratificación inmediata.
Aunque todos somos libres de hacer todo lo que la ley y las buenas costumbres no prohíben de manera explícita, pienso que los que tienen una plataforma de comunicación social tienen una responsabilidad frente al conglomerado. A través de las redes sociales hay una constante exhibición de vehículos de lujo, gastos excesivos en bebidas alcohólicas, y en ropas que más que la admiración, despiertan la envidia y los celos de los que no pueden alcanzar esos lujos.
Aprendamos de los nórdicos y la ley de Jante. Quién sabe, tal vez el aspirar a consumir menos chatarra no sea un camino más fácil a la felicidad que el camino de un abultado producto interno bruto.
1 http://worldhappiness.report/
2 https://www.transparency.org/
3 https://www.bbc.com/ideas/videos/forget-hygge-the-laws-that-really-rule-in-scandina/p06gtkxt
4 https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.GINI?locations=DO
5 Salazar-Estrada, J. G., Torres-Lopez, T. M. Reynaldos-Quinteros, C., Figueroa-Villaseñor, y Araiza-Gonzalez, A. (2010). “Factores asociados a la delincuencia en adolescentes de Guadalajara, Jalisco Factors associated to juvenile delinquency in Guadalajara, Jalisco, Mexico.” versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425 Pap. poblac vol.17 no.68 Toluca abr./jun. 2011
6 https://www.vanderbilt.edu/lapop/raw-data.php
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