El profesor de Política Social de la Universidad de Bristol, Paul Spicker, propuso tres grupos diferentes para definir la pobreza: primero, como una falta de necesidad material; segundo, como una descripción de las circunstancias económicas de las personas; y tercero, cuando se trata de relaciones sociales como la clase, la exclusión o la dependencia.
Sin embargo, ante los ojos del Banco Mundial, la pobreza se puede ver de manera cuantitativa: las personas que viven con o menos de 370 dólares al año son pobres, y las personas que viven con menos de 275 dólares al año son extremadamente pobres. Es esta forma de clasificar la pobreza que ha definido la forma en que esta y otras instituciones aconsejan a los países para combatirla.
Las políticas de reducción de la pobreza son las estrategias que los Gobiernos, los Estados y las organizaciones internacionales crean para aliviar, reducir y, a largo plazo… eliminarla. Las organizaciones internacionales tienen un papel dominante en esta lucha y cada institución tiene sus propias formas de abordar la pobreza, cada una guiada por su propio mandato y recursos.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, dos de las principales instituciones monetarias internaciones, se han centrado históricamente en el crecimiento económico y el desarrollo como una forma de abordar la pobreza y, aunque no se puede negar que el desarrollo económico la reduce, el crecimiento de la economía no garantiza que los pobres se beneficien.
En la década de 1990 hubo una reforma centrada en los pobres. Durante este tiempo el enfoque de las Instituciones Internacionales cambió al de un crecimiento inclusivo, en vez de apostar a la teoría del goteo, como un concepto enfocado en el crecimiento económico que es, como lo consideran las instituciones financieras internacionales, vital para la reducción de la pobreza. Esta vez, el crecimiento económico no se enfocaría solo en una parte de la sociedad, sino que la idea era tomar a todos los participantes económicos de un país para que todos puedan contribuir y beneficiarse del mismo.
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El crecimiento inclusivo toma en consideración los diferentes sectores de la sociedad, por lo que incluye a la mayoría de la fuerza laboral de un país. Un crecimiento a favor de los pobres es el aumento del ingreso de las personas de más bajos recursos, de tal manera que el ingreso de los mismos crezca más rápido que los de mayores recursos, lo que resulta en una caída más rápida de la pobreza. Si tomamos en consideración la tasa de crecimiento de los pobres en comparación con los no pobres, también es necesario reducir la desigualdad para lograr la reducción de la pobreza.
El Banco Mundial y los informes del Centro para el Desarrollo Global afirman que la reducción de la pobreza se deriva de un crecimiento más rápido y no de políticas específicas para abordar los problemas que enfrentan los pobres.
Además, en su Informe sobre el Desarrollo Mundial de 1990 sobre la pobreza, el banco recomendó una nueva estrategia que consistió en fusionar la reducción de la pobreza con el alivio de la pobreza a corto plazo, basada en una aceleración del crecimiento económico, la provisión de servicios sociales básicos dirigidos a los pobres y la creación de una red de seguridad social.
Un logro que se puede otorgar a las políticas de crecimiento a favor de los pobres es la aplicación de medidas de redistribución con crecimiento. Incluso la literatura del propio Banco Mundial reconoció algunas de sus limitaciones en el volumen crecimiento económico en la década de 1990: Aprendiendo de una década de reformas, aquí el organismo concluye que mientras los fundamentos necesarios para el crecimiento, tal como un entorno macroeconómico estable, la aplicación de los derechos de propiedad, la apertura al comercio y un gobierno efectivo son factores clave en el proceso de crecimiento, no lo son todo.
El crecimiento económico por sí solo no es suficiente para reducir la pobreza; ya hemos visto que un país puede presentar un alto porcentaje de crecimiento económico y mantener la misma brecha de desigualdad y casi los mismos niveles de pobreza. Es importante que las organizaciones internacionales y los gobiernos locales sigan pensando en formas efectivas para combatir la pobreza. Se deben crear e implementar políticas para fomentar un crecimiento económico inclusivo, porque de no ser así, la brecha de desigualdad nunca se va estrechar y mucho menos desaparecerá.
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