El Consejo de Seguridad de la ONU abordó este lunes por primera vez la crisis en Camerún, más de dos años después del inicio del conflicto en las regiones anglófonas del país, que ha dejado ya unos 1.800 muertos y medio millón de desplazados.
Estados Unidos -con el respaldo de la República Dominicana, el Reino Unido y Alemania- organizó una reunión informal para discutir la situación humanitaria que se vive en la nación africana y la cuestión anglófona.
El conflicto no había tenido hasta ahora cabida en el Consejo de Seguridad, principalmente por las reticencias de los países africanos, que ven a la Unión Africana como el foro responsable.
En la reunión, los quince países del Consejo de Seguridad escucharon varios testimonios sobre la situación en Camerún, empezando por una presentación del jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock, quien advirtió de la gravedad de la situación.
Según Lowcock, ahora mismo 4,3 millones de personas -uno de cada seis cameruneses- necesita asistencia humanitaria o protección, como resultado de varias crisis simultáneas que se viven en el país, incluido el conflicto en las regiones anglófonas.
El responsable de la ONU recordó que el conflicto arrancó como una serie de protestas pacíficas, pero se ha convertido en una lucha violenta en la que la población está sufriendo de forma importante.
"Tanto la situación humanitaria como la de seguridad siguen deteriorándose", avisó Lowcock, que dijo que la situación podría quedar "fuera de control" si no se actúa y pidió más fondos para financiar la respuesta internacional.
En ese sentido, recordó que en 2018 se estimaba que unas 160.000 personas necesitaban ayuda en las regiones afectadas, una cifra que ahora supera los 1,3 millones o un tercio de los habitantes.
Con motivo de la reunión del Consejo de Seguridad, la ONG Human Rights Watch (HRW) pidió al órgano que urja al Gobierno camerunés y a los líderes de los grupos separatistas armados a que acaben con los abusos contra civiles.
Según HRW, fuerzas gubernamentales han matado a multitud de civiles desde el inicio del conflicto y utilizado la tortura casi con total impunidad.
Del otro lado, separatistas armados han atacado y secuestrado a decenas de personas, incluidos estudiantes y profesores.
La reunión del Consejo de Seguridad llegó pocos días después de que el primer ministro camerunés, Joseph Dion Ngute, visitase la región noroeste del país para dialogar con los sectores secesionistas anglófonos.
El viaje formó parte de una reciente iniciativa de diálogo "inclusivo" del Ejecutivo de Paul Biya, muy hermético hasta ahora frente a las reivindicaciones separatistas, para poner fin a la crisis de las regiones anglófonas.
Camerún fue colonia británica y francesa hasta 1960, cuando se independizó de ambas potencias e instauró un Estado federal que perduró hasta la celebración de un referéndum en 1972, que dio luz verde a su unificación.
El inglés y el francés son idiomas cooficiales y conviven junto a otras 250 lenguas nativas.
La actual crisis implica a las regiones del noroeste y suroeste del país y comenzó en 2016, con manifestaciones y huelgas de profesores y abogados que exigían un uso igualitario del inglés en los tribunales y colegios y una mayor representación en el Gobierno. En 2017, se convirtió en un conflicto armado intensificado por la negativa frontal del Gobierno de Biya -en el poder desde hace 37 años- a contemplar ningún tipo de reivindicación.