Por: Antonia Méndez Ardila
Usar lejía para curar el autismo, rechazar las vacunas por supuestos efectos nocivos o promocionar dietas para tratar el cáncer son algunos de los bulos que difunden internet o algunos charlatanes, y que organizaciones médicas, comunicadores y pacientes combaten para evitar los graves daños que causan.
En España son cada vez más frecuentes las noticias sobre víctimas de estas prácticas, algunas de ellas con desenlaces fatales o heridas muy graves, mientras que algunas universidades han eliminado de sus programas varias cursos de posgrado sobre pseudoterapias.
El Ministerio de Sanidad anunció esta semana que había denunciado ante la Fiscalía la venta y promoción de clorito de sodio (MMS), un tipo de lejía usado para limpiezas industriales, como supuesto tratamiento contra el autismo.
La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, señaló que el Gobierno "está preocupado" por los productos que se venden "sin ninguna base científica".
Informaciones de prensa o incluso juicios penales han sacado a la luz en los últimos meses un creciente número de personas que han suspendido sus tratamientos contra el cáncer por "dietas milagro" que recomiendan curanderos o charlatanes, con resultados mortales.
Otro caso llamativo ocurrió la pasada semana, por una mujer que sufrió heridas muy graves por la rotura de un ventrículo y un neumoperitoneo después de recibir un supuesto tratamiento médico naturista, consistente en punciones de tórax y la introducción de ozono por vía anal.
Tras este último caso, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España (CGCOM) reiteró "su más absoluto rechazo a estas prácticas contrarias a la verdadera ciencia" e instó a las autoridades sanitarias españolas a que hagan un "pronunciamiento expreso" contra pseudoterapias y pseudociencias.
Los Colegios Oficiales de Médicos de España reconocen que este problema "afecta a un número cada día mayor de ciudadanos y está generando graves problemas para la salud personal y pública", según su último comunicado.
La Federación Española de Cáncer de Mama alerta de que las pseudoterapias pueden convertirse en una moda y que algunas mujeres, en esa situación vulnerable, tengan la tentación de dejar el tratamiento médico, con el riesgo que supondría para su salud.
Además, a los responsables sanitarios les preocupa los entre 80.000 y 150.000 niños, el 3 % de la población infantil, que están sin vacunar en España por decisión de sus padres y recomiendan "habilidades de comunicación" para llegar a esas familias que estén indecisas o se puedan oponer.
Desde la ciudadanía también se intenta desmontar los bulos relacionados con pseudoterapias y, en este sentido, hace un año nació en España el observatorio "Salud Sin Bulos", para combatir la proliferación de estas prácticas y unir a la comunidad científica y comunicadores para denunciar las noticias falsas que se propagan a través de redes sociales y páginas web.
Según dijo a Efe el coordinador de este observatorio, Carlos Mateos, estos bulos son "bastante obvios" para los sanitarios, pero no tanto para el paciente, por lo que es imprescindible tener más información y responder de manera rápida contra ellos, que además, "se posicionan muy bien" en internet.
"Nuestro objetivo es unir a todos: asociaciones de pacientes, colegios médicos, periodistas, contra una causa común: los bulos de salud", afirmó Mateos, quien reconoce que el cáncer es la enfermedad sobre la que existen más bulos, por el miedo que causa y el desconocimiento que existe sobre los mecanismos que la provocan.
Por ello, organizaron el mes pasado un simposio sobre "Cáncer sin bulos" y aprobaron un manifiesto de comunicación responsable sobre esta enfermedad, donde recomiendan, entre otros puntos: buscar fuentes acreditadas para informar sobre cáncer, huir del sensacionalismo, informar rápido y contextualizar la información.
Respecto al origen de estas noticias falsas, Mateos señala razones económicas, como en el caso de la promoción de los llamados "superalimentos"; otros quieren perjudicar a un competidor; también hay quien quiere atraer visitas a su web con titulares alarmistas para captar más publicidad; y otros, a los "pirómanos", que solo desean ver hasta dónde puede llegar un bulo.