Por David Villafranca
Devin Booker, con una impresionante actuación de 47 puntos, fulminó a Los Angeles Lakers de LeBron James y Marc Gasol (100-113), que no revalidarán el anillo obtenido en la "burbuja" después de que los Phoenix Suns dieran la campanada y les eliminaran de los playoff en la primera ronda (2-4).
El tremendo fracaso del equipo angelino se concretó en una noche para el olvido en el Staples Center de la ciudad californiana.
Booker masacró a los actuales campeones de la NBA con una primera mitad celestial en la que sumó 33 puntos (7 de 8 en triples), solo 8 menos que todo el conjunto local en la primera mitad (41-62).
Los Suns llegaron a ganar por 29 puntos en el segundo cuarto y zarandearon sin piedad a unos Lakers totalmente abatidos que, pese a todo, intentaron hasta el último momento una remontada que resultó imposible.
Dentro de una fantástica actuación colectiva de los Suns (51 % en tiros de campos y en triples), Booker estuvo acompañado por un preciso Jae Crowder que sumó 18 puntos, todos ellos en momentos calientes del duelo.
En los Lakers, LeBron James fue el más destacado con 29 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias.
Marc Gasol fue titular y no aportó puntos pero sí 7 asistencias y 3 rebotes en 17 minutos.
Anthony Davis, que se perdió el quinto partido por lesión en la ingle, salió de inicio en los Lakers, pero tuvo que retirarse tras jugar solo cinco minutos.
As @Jumpshot8 once said…
"If you don’t know, now you do."
16 points.@DevinBook ladies and gentlemen. pic.twitter.com/gbWK7qKp95
— Phoenix Suns (@Suns) June 4, 2021
Aunque los Suns se mostraron en toda la serie como un conjunto mucho más sólido, el hundimiento de los Lakers no deja de ser una enorme sorpresa.
Los de púrpura y oro eran el gran aspirante al anillo al comenzar la temporada y su favoritismo solo se vio amenazado cuando los Brooklyn Nets anunciaron el fichaje de James Harden para acompañar a Kevin Durant y Kyrie Irving.
Tras proclamarse campeones el año pasado, los Lakers se movieron con audacia en el mercado y se reforzaron con jugadores muy contrastados como Marc Gasol, Montrezl Harrell, Dennis Schroder o Wesley Matthews.
Pero la temporada ha sido un calvario para los Lakers.
Anthony Davis y LeBron James estuvieron durante semanas de baja por lesión, Marc Gasol se contagió de coronavirus, Andre Drummond llegó como fichaje estelar en marzo pero no cumplió las expectativas, y un final de temporada regular muy irregular les condenó al play-in tras quedar séptimos en la Conferencia Oeste.
Los Lakers confiaban en coger carrerilla, recuperar el tono físico y afilar su química en las eliminatorias, pero los Suns les mandaron a casa a las primeras de cambio y con toda justicia.
BOOKER LETAL
Los Lakers se habían conjurado para extender como fuera la serie hasta el séptimo partido, pero Devin Booker no estaba por la labor.
Letal y totalmente imparable, el escolta anotó los seis triples que intentó en el primer cuarto, consiguió 22 puntos, se marcó el solo un parcial de 0-11 para los Suns, y despedazó tanto la defensa como la moral de los Lakers (14-36).
El cuarto inicial de los de Phoenix lo habría soñado cualquiera de sus fans, ya que tiraron a canasta con una efectividad pasmosa (68 % en tiros de campo y 77 % en triples).
La situación en los Lakers era la opuesta.
Marc Gasol salió como pívot titular en lugar de Andre Drummond (no pisó la cancha en toda la noche) y Anthony Davis dio esperanzas de estar recuperado al partir de inicio.
Pero a la retirada de Davis, que claramente no estaba a punto, se le unió una descomunal falta de ideas y de frescura en ataque (29 % en tiros de campo).
La suerte no estaba del lado de los angelinos y su infortunio continuó en el segundo cuarto.
Tiros que se salían de dentro, fallos en lanzamientos fáciles, jugadas divididas que iban a parar a los Suns…
James intentó hacer la guerra por su cuenta, pero un triple de Cameron Johnson tras un nuevo arreón de los Suns llevó el partido a una diferencia escandalosa (18-45 a falta de 8.31).
Agarrotados y sin rastro de inspiración, los Lakers trataban de agarrarse a cualquier signo de esperanza en una velada desgraciada, tanto que sus seguidores casi celebraron cuando la diferencia bajó de 20 puntos (36-55 con 3.12 por jugarse).
Pero poco se le pedía pedir a unos Lakers que enfrente tenían a un Booker en su salsa y a unos Suns con una fabulosa ofensiva que dominaron a su antojo la primera mitad (41-62).
FE Y ORGULLO
Doblegar a una franquicia con estirpe de campeones como los Lakers requiere de esfuerzo hasta el último segundo y los Lakers recurrieron a la fe y el orgullo para buscar el milagro.
Por falta de ganas no fue.
El tercer cuarto comenzó con Dennis Schroder y Kentavious Caldwell-Pope atacando la zona, con Gasol repartiendo cuatro asistencias consecutivas, y con un James incombustible ideando una hipotética y todavía lejana remontada.
Con un baloncesto mucho más ágil e intenso que el de la primera mitad, los Lakers limaban poco a poco la diferencia y un triple de un batallador Wesley Matthews les hizo creer en la machada (58-73 con 7.18 por jugarse).
Era el momento para los Suns de mantener la cabeza fría y los nervios de acero, ya que, entre un Schroder derrochando esfuerzo y un tremendo mate de James, los Lakers ya llamaban a la puerta (64-77 a falta de 4.42).
Pero los de Phoenix conservaron la calma y desde los tiros libres mantuvieron una distancia para no perder la cabeza (76-89).
Los Lakers siguieron en el último cuarto con el quinteto bajo que con agresividad, trabajo físico y múltiples cambios en defensa le había dado la vuelta al encuentro, al menos en cuanto a sensaciones.
Y hubo instantes en los que creyeron en una noche mágica como cuando Caldwell-Pope colocó el encuentro al alcance de la mano (84-94 a falta de 8.06).
Sin embargo, en ese momento apareció la veteranía de Chris Paul para bajar los decibelios con un parcial de 0-7.
A la desesperada, Talen Horton-Tucker anotó tres canastas consecutivas para los locales, incluido un gran mate tras rebote ofensivo.
Pero Crowder, tal vez el rival más odiado por la afición angelina en esta serie, apareció como el enemigo perfecto para meter dos triples en el tramo final que rompieron en mil pedazos los sueños de los Lakers.