Por: María José Brenes
La directora del Banco Mundial para Centroamérica, Seynabou Sakho, expresó ayer miércoles que la región ha mostrado una buena resiliencia frente a la crisis sanitaria causada por la pandemia de la COVID-19 y ahora debe trabajar en la búsqueda de oportunidades para que propicien el desarrollo, una mayor productividad y la integración.
En una entrevista con Efe, Sakho expresó que la pandemia se podría usar para iniciar una transformación hacia una región más integrada, avanzar hacia la digitalización y mejorar la competitividad por medio de productos con valor agregado.
“Esta crisis de la COVID-19 ha sido sin precedentes, pero puede ser una oportunidad sin precedentes, hay muchos asuntos que han sido vistos como desafíos en donde tenemos que repensar el modelo económico, pero esta crisis quiere decir que hay que acelerar muchos de esos esfuerzos y un punto muy importante es la parte de la productividad y competitividad de la economía”, destacó la experta.
El último informe del Banco Mundial "Perspectivas económicas mundiales", revela que el coronavirus ha hundido la economía en la que sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, lo que plantea retos complejos a nivel global.
Sin embargo, Centroamérica se ha visto favorecida en algunos aspectos como la caída de los precios del petróleo, la forma de atender la emergencia que dejó un poco de actividad económica abierta, así como el trabajo de los países para aplanar la curva y no tener tanto número de contagiados.
Datos del reporte indican una contracción promedio para Centroamérica del – 3,6 % del crecimiento para 2020, a causa por las acciones sanitarias tomadas de distanciamiento social, mientras que en términos de pobreza las autoridades estiman un aumento de ocho puntos porcentuales, al pasar de un 35 % en 2019 a un 43 % en 2020, para un total de 4 millones de pobres más en la región.
Además, hay impactos directos e indirectos que afectarán a los trabajadores, lo que significa que alrededor de la mitad de la fuerza laboral de los seis países va a verse afectada, para un total de 9 millones de empleados que probablemente van a perder su trabajo o gran parte de sus ingresos .
“Aquí también hay una buena noticia porque el impacto que estamos proyectando de América Latina y el Caribe es -7,2 % y eso quiere decir que Centroamérica ha mostrado una cierta resiliencia dentro de todo lo que está pasando”, afirmó Sakho.
RESPUESTA REGIONAL EN DOS PERSPECTIVAS
La mayor afectación en la región centroamericana se da debido a la dependencia de las remesas y al turismo, así como una disminución en los precios agrícolas, mientras que la población más afectada son los más vulnerables que trabajan en sectores informales.
Según el Banco Mundial, la respuesta por parte de la región tiene que verse desde dos perspectivas, en el largo plazo con un trabajo en mejorar el capital humano y las capacidades laborales, en donde se tiene que dar una transformación estructural de las economías; y en el corto plazo, para proteger los empleos en especial del sector turismo, y resolver problemas de liquidez.
“Podemos usar esta crisis para posicionar nuestros productos, mercados y economías para que salgan adelante después de la crisis. Usar la oportunidad de una región más integrada y que el comercio regional sea un valor añadido, para el crecimiento de los países", dijo Sakho.
La experta informó que como parte de los esfuerzos para dar soporte a la región, el Banco Mundial ha flexibilizado el apoyo y cambiado algunos aspectos para responder una "nueva realidad" adaptando las operaciones existentes y hacia un trabajo más analítico basado en cuatro pilares.
El primero de ellos “Salvar vidas”, con un enfoque en las personas y a los sistemas de salud, el segundo “Proteger el sustento y los medios de vida a favor de los más pobres y vulnerables”, bajo la consigna de la creación de oportunidades económicas con impulso a las micro, pequeñas y medianas empresas.
El tercer pilar es “Proteger el futuro para garantizar el crecimiento empresarial sostenible y la creación de empleo” pensado en reconstruir mejor las economías de los países integrantes, mientras que el cuarto punto es “Fortalecer políticas, instituciones e inversiones para reconstruir mejor”, bajo una recuperación resiliente y sostenible.
Según Sakho, el futuro todavía es incierto, también ante el constante riesgo de segundas olas por causa del virus COVID-19. Sin embargo, las proyecciones reflejan un retorno a la actividad económica para el 2021, por lo que se debe realizar un balance y reflexionar “para salir adelante en un entorno muy lleno de incertidumbre”.