Angel Bello Firmeza y luz

Caso Blasey Ford-Kavanaugh: lecciones para todo el mundo

martes 2 octubre , 2018

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Ángel Bello

La semana pasada, el Capitolio, sede del Congreso de Estados Unidos, se convirtió en el epicentro de uno de los sismos socio-políticos de mayor magnitud. Allí fue celebrada una audiencia ante la Comisión de Justicia del Senado donde testificaron la Dra. Christine Blasey Ford y el juez Brett Kavanaugh, este último nominado por el presidente Donald Trump para ocupar un puesto en la Suprema Corte de Justicia.

La psicóloga acusa a Kavanaugh de haberla agredido sexualmente en una residencia donde celebraban una reunión festiva junto con otros tres compañeros más, aunque pudo escapar del ataque luego de ingentes esfuerzos.  El hecho habría ocurrido en el verano de 1982, es decir, hace 36 años. El magistrado niega categóricamente los hechos.

El acontecimiento estremeció no solo los fundamentos de una sociedad donde el respeto y la garantía a los derechos humanos, así como también los deberes ciudadanos, se han enarbolado como dos de los pilares de la democracia desde la Declaración de Independencia de aquel 4 de julio de 1776 en Filadelfia. En honor a la verdad, podría decirse que la audiencia Blasey Ford-Kavanaugh impactó dramáticamente a muchas personas que siguieron las incidencias alrededor del mundo.

Aún se sienten las réplicas de la polémica que generó una audiencia en donde los legisladores de ambas facciones supeditaron los derechos humanos y la dignidad de ambos testigos a sus intereses partidistas a propósito de los comicios de medio término que se tendrán lugar el mes próximo. Muchos dirigentes políticos y activistas, medios de comunicación y otros ciudadanos, se manifestaban en torno a la controversia. Las pasiones se desbordaron, dando paso a los insultos de todos los calibres.

Cuestionar a la presunta víctima de la agresión sexual en el sentido de por qué asume la decisión de divulgar el hecho después de nada más y nada menos que 36 años, equivale a ignorar por completo las secuelas que deja en mujeres y hombres una experiencia de este tipo, a quienes la ansiedad, el trastorno por estrés postraumático y las fobias ponen a prueba incluso sus deseos de seguir viviendo. 

Estoy seguro que la Dra. Blasey Ford hubiera preferido no haber visto nunca más en su vida el nombre de Brett Kavanaugh escrito en ningún lugar. De igual manera, condenando a priori al juez Kavanaugh estamos cometiendo una violación incalificable a sus derechos fundamentales. Esta ha sido la actitud asumida por muchos de los que adversan a la administración del presidente Trump, a quienes se les veía exigiendo la exclusión del juez de la nominación aún antes de que este ejerciera su derecho a la defensa.

Esta semana el Senado votará, luego de haber abierto un compás de espera mientras la Oficina Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) investiga el hecho. Los pronósticos son de un tsunami con consecuencias a corto, mediano y largo plazo, básicamente en lo que respecta al tema de la dignidad humana, la conciencia moral, la violencia de género, la familia y, naturalmente, las elecciones de noviembre. Que Kavanaugh termine siendo nombrado o no, da igual.  El tsunami va de cualquier manera.


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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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