El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dijo que la entidad analiza las consecuencias de la emisión de una moneda digital como complemento del efectivo, pero no se plantea emitirla en un futuro próximo.
En una respuesta a una pregunta del parlamentario europeo Jonás Fenández, publicada, Draghi asegura que "actualmente el BCE y el Eurosistema no tienen planes de emitir una moneda digital del banco central".
"No obstante, estamos analizando detenidamente las posibles consecuencias de la emisión de dicha moneda como complemento del efectivo. A este respecto, seguimos con atención las actividades de otros bancos centrales y cooperamos con la comunidad de bancos centrales", apostilló Draghi.
El presidente del BCE añade que en el análisis tienen en cuenta "las implicaciones para la transmisión de la política monetaria, los sistemas de pagos, la estabilidad financiera y la economía en general".
Desde una perspectiva económica, según Draghi, la introducción de una moneda digital del banco central podría suponer tanto costes como beneficios.
En principio, dicha moneda podría atender las demandas de seguridad y digitalización de la economía y permitir que la política monetaria alcance una gama más amplia de agentes económicos más directamente, según el presidente del BCE.
Al mismo tiempo, al ofrecer una alternativa a algunos depósitos bancarios, una moneda digital del banco central podría tener implicaciones para el grado de intermediación y apalancamiento en el sistema financiero, que son importantes para el papel de los bancos en la financiación de la economía real.
Pero Draghi deja claro que existen varias razones por las que no consideran que la emisión de una moneda digital del banco central sea una opción para el futuro próximo.
En primer lugar, el banquero italiano dice que las tecnologías que podrían servir para emitirla, como la tecnología de registros distribuidos, aún no han sido probadas completamente y necesitan un desarrollo sustancial antes de poder ser utilizadas por un banco central.
"En cuanto a la posibilidad de que el banco central administre cuentas individuales de hogares y empresas, ello implicaría competir con el sector bancario por los depósitos minoristas y generaría importantes costes y riesgos operacionales", según Draghi.
La demanda de billetes en euros sigue creciendo y el efectivo continúa siendo un medio de pago comúnmente aceptado.