Liderazgo

La continuidad de un liderazgo tóxico

miércoles 14 agosto , 2024

Creado por:

Miniatura de Julio Santana

En un panorama político ensombrecido por escándalos de corrupción y un profundo descontento ciudadano, la reciente decisión de Danilo Medina de postularse nuevamente a la presidencia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) plantea interrogantes cruciales sobre el futuro de la política dominicana.

Medina, quien gobernó la República Dominicana durante dos mandatos consecutivos, enfrenta un legado ambivalente. Su administración no solo dejó huellas de progreso, sino también un historial manchado por la corrupción entre sus colaboradores más cercanos. Numerosos miembros de su equipo fueron implicados en escándalos de corrupción, resultando en la prisión de varios de ellos, incluidos dos de sus propios hermanos. Estos incidentes han erosionado la confianza en las instituciones y han dejado una profunda marca en la percepción pública sobre la corrupción durante su gestión.

A pesar de este oscuro legado, el expresidente ha decidido, tras una aparente reflexión impulsada por solicitudes de miembros del Comité Político y el Comité Central del PLD, que su liderazgo debe continuar. En su carta, Medina se compromete a fortalecer los principios democráticos y progresistas que, según él, definen al PLD. Sin embargo, cabe cuestionar si este liderazgo, que permitió la proliferación de una corrupción flagrante entre sus allegados, es el más adecuado para guiar a un partido que se presenta como defensor de la democracia, el progreso y la transformación positiva.

Es de conocimiento general que la corrupción desenfrenada en la cúpula de este partido no solo deterioró la credibilidad de su gobierno, sino que también reveló una cultura de impunidad que debilitó gravemente las estructuras institucionales del país.

La decisión de Medina de buscar la continuidad al frente del PLD, así como el respaldo de esta determinación por parte de los mismos protagonistas de siempre, refleja una preocupante desconexión entre la élite política del partido y las demandas de una ciudadanía que clama por cambios sustanciales y efectivos. No cabe duda de que, bajo su dirección, los principios fundacionales del PLD fueron traicionados de manera flagrante. La misma figura que ahora descalifica a los desertores del partido como “ratas” fue la cabeza de dos administraciones caracterizadas por el desvío de recursos públicos y la manipulación del poder en beneficio de sus allegados, sin perder de vista los sobrecostos asociados a ciertas políticas ejecutadas durante su mandato.

Así, surge la pregunta crucial: ¿Es realmente la persona indicada para revitalizar un partido que necesita con urgencia recuperar su integridad y reconectar con sus bases después de la histórica caída en las recientes elecciones?

Estamos convencidos de que la perpetuación de un liderazgo que ha demostrado ser tóxico para la salud democrática del país solo perpetuará las mismas dinámicas de corrupción, clientelismo y patronazgo que han llevado a la República Dominicana al más alto nivel de desconfianza en su representación política. Conociendo la inclinación del expresidente hacia prácticas clientelares y su más absoluta falta de compromiso con una administración moral, su influencia no solo afectará al PLD, sino que condenará al país a un ciclo interminable de desilusión y retroceso.

El PLD se encuentra en una encrucijada histórica. Continuar bajo el liderazgo de Danilo Medina podría significar un regreso a las prácticas que han asfixiado al país, mientras que optar por un nuevo líder, libre de las cargas del pasado, podría ofrecer una oportunidad para reconstruir y fortalecer el partido. La decisión está en manos de sus miembros, que en su gran mayoría hoy se encuentran de hecho alejado de los principios distintivos de su líder fundador.

En definitiva, la historia juzgará a quienes hoy deben decidir entre la continuidad de un liderazgo fallido y la posibilidad de un nuevo comienzo. En un momento en que la nación demanda integridad y un renovado compromiso con los principios democráticos, el PLD tiene la responsabilidad de elegir un camino que honre las expectativas de un pueblo cansado de la corrupción, la impunidad y la charlatanería política.

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Julio Santana

Economista (Ph.D) y especialista en sistemas nacionales de calidad, planificación estratégica y normatividad de la Administración Pública. Fue director de la antigua Dirección de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor).

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