El turno al bate del Big Papi

miércoles 20 abril , 2022

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David Ortiz | Foto: EFE/Francesco Spotorno

El turno al bate que agotó ayer David Ortiz se tradujo en un video compartido en las redes sociales caracterizado por la arrogancia y la conducta autorreferencial, un desempeño del cual ya daba muestras en el círculo de espera a propósito de ciertos episodios de su vida fuera del terreno, calentando y haciendo swings de una manera que nunca dejó de llamar la atención.

Para citar una de las entradas que más impacto tuvo en la pizarra mediática, está aquel convulsionado partido donde el diez veces All Star resultó víctima de un dead ball que lo mantuvo por varios meses en la lista de lesionados y cuyas motivaciones aún permanecen bajo un manto de ambigüedades e imprecisiones.

Ver y escuchar al tercer Salón de la Fama dominicano expresarse de la manera tan desproporcionada, incluso arrojando en algunos momentos (aun pretendiendo lo contrario) ofensas contra su propio suelo patrio y enrostrando a sus compatriotas su promedio astronómico en materia filantrópica, equivale a comprobar, lastimosamente, lo que ya era vox pópuli para muchos conocedores de esta disciplina deportiva y otras áreas que, a pesar de los intensos entrenamientos a que fue sometido durante tantos años, a Ortiz aún falta preparación para torneos tan exigentes como los que frecuentemente se celebran en los estadios de la fama y el boato, donde pululan los lanzallamas con rectas de cuatro costuras.

El otrora inicialista y bateador designado, con su turno al bate de ayer, sembró serias interrogantes acerca de si a lo largo de su carrera, real y efectivamente, aprendió todas las lecciones, más allá del desarrollo de las cinco herramientas que todo jugador de posición debe exhibir.

Con sus iracundos pronunciamientos, el exastro de la gran carpa, puso en dudas el desarrollo de las competencias que le habrían de permitir conectar jonrones de ecuanimidad, serenidad y asertividad, tales como madurez mental y emocional, y capacidad para la gestión de los conflictos y sortear presiones.

Es así como ayer lució goloso en el plato, buscando un tetrabases, pero abanicando de manera errática frente a todo tipo de lanzamientos, ya en el centro de la zona de strikes, ya en las esquinas, altos, bajos y muchos otros que tan solo lo incitaron a pescar víctima de la ansiedad y el descontrol.

En esta aparición en el plato, David Ortiz se cuadró para volar la cerca por el mismo centro del parque, pero se ponchó, dejando en circulación al referente que todos admiramos y del cual nos hemos sentido orgullosos, y unas almohadillas llenas de desconcierto entre los fanáticos.

El Big Papi no luce en condiciones de continuar en el line up de una sociedad donde la fama y el boato ponen a prueba los valores que deben servir como guía y pauta de comportamiento, y donde la convivencia pacífica exige como requisito humildad ante los aplausos y las ovaciones, pero también tolerancia y estoicismo ante las críticas y los abucheos de fanáticos, competidores y también simples detractores.

De continuar así, estará escribiendo su epitafio en el corazón de al menos una parte de aquellos que le dispensan admiración y afecto, por haber puesto el nombre de la República Dominicana en alto… donde debe mantenerlo por siempre.

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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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