Coaching

La «política del coaching» de Margarita Cedeño

miércoles 10 junio , 2020

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Margarita Cedeño de Fernández, vicepresidenta de la República / Foto Vicepresidencia.

No, no me expresé mal. El título de mi columna de esta semana no adolece de un error. No escribí «política del coaching» queriendo referirme, supuestamente, al «coaching político».

Con «política del coaching«, la vicepresidenta de la República y candidata a la misma posición por el Partido de la Liberación Dominicana, Margarita Cedeño, probablemente acuñando el neologismo, hizo alusión a lo que define como su estilo particular de desempeñar las funciones públicas y que ha caracterizado su trabajo durante varios años.

En ese orden de ideas, la funcionaria puntualizó que, en lugar de enfocarse en el populismo, siempre se ha concentrado en el desarrollo humano y la transformación social, ya que «… el político debe convertirse en un acompañante, para que pueda servir de ejemplo y, así, lograr impulsar a sus seguidores, hacerlos progresar, avanzar y crear (por sí mismos) su bienestar. Todo ello en un ambiente de justicia social: equidad e igualdad».

Como es sabido, el coaching, como proceso, persigue el desarrollo y la transformación del individuo mediante el acompañamiento, el entrenamiento y el desarrollo de habilidades. El entrenador (coach) estimula al entrenado (coachee) para el logro de las metas trazadas, pero es a este último a quien corresponde llegar a ellas, apoyándose en sus actitudes y el desarrollo personal de su potencial.

De lo anterior se desprende que el «coaching político» pretende estimular dichas habilidades en aquellos hombres y mujeres dedicados a este campo de las ciencias sociales. El concepto «política del coaching», por otro lado, y tomándome el atrevimiento de interpretar y parafrasear a la exprimera dama, sugiere el aprovechamiento de estas competencias en los líderes políticos y los servidores públicos, a los fines de motivar la percepción de autoeficacia y el empoderamiento de los ciudadanos a través del fomento de la autoestima, la autoconfianza, el entusiasmo, la fe en el porvenir y la visión de futuro.

Haciendo un ejercicio de inferencia basado en las palabras de la doctora Cedeño, así como también en las pautas de comportamiento que han marcado una impronta en su desempeño como servidora pública, puedo concluir, sin temor a equivocarme, que la «política del coaching» a la que se refiere precisa de los líderes y dirigentes políticos una serie de condiciones que constituyen los ejes cardinales y pilares de la personalidad de aquellos que pretenden jugar el rol de guías de su pueblo.

Es así como la autenticidad, la transparencia, la humildad, la empatía, la autorregulación emocional y, fundamentalmente, el trabajo arduo y sistemático convergerían no solo en la satisfacción de las necesidades básicas de los seguidores, sino, fundamentalmente, en el desarrollo de sus capacidades como base del empoderamiento, la promoción de los derechos humanos y la inclusión social.

En un contexto político y con una campaña electoral caracterizada por el oportunismo, la demagogia, las propuestas inverosímiles, la inobservancia de los valores éticos y las descalificaciones mutuas como el principal instrumento para concitar adhesiones, la propuesta de la «política del coaching» se erige como una efectiva estrategia capaz de impactar de manera sostenible la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas, al tiempo que rescata la esperanza del electorado en el liderazgo político, el cual debe tener como meta la obtención del poder única y exclusivamente para servir a la gente.

Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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