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Psicólogos ven a las amantes en «triángulo peligroso» con las esposas

jueves 23 enero , 2020

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Imagen de dos amantes. Foto tomada de Pixabay.

Las amantes o queridas son aquellas mujeres que mantienen una relación con un hombre de manera consensuada a sabiendas de que es casado o vive en un techo con la madre de sus hijos, pero que acepta ser una «segunda» por razones económicas, de bienestar o por enamoramiento a las cualidades de éste o del trato que recibe.

El fenómeno fue analizado ayer martes en el programa Entre Adultos de ZTV en YouTube y la Z101.3 FM por las psicólogas clínicas Alexandra García Payamps, Evlino Bueno Grullón, Juana Acevedo y Martha Pérez Mencía.

Martha afirma que los amantes mantienen una relación solapada, clandestina, que no es de conocimiento público, aunque familiares muy allaegados tengan constancia de ésta.

Refirió que las amantes han existido desde hace siglos y en República Dominicana se da frecuencia, al punto que hasta presidentes y líderes han tenido las suyas, llamándolas muchas veces su «segunda base». Agregó que el exdictador Musolini tuvo su amante e hizo referencia al caso de la secretaria pasante de la Casa Blanca Mónica Lewinski con el presidente Bill Clinton, de Estados Unidos.

«Lo que pasa es que eso no se habla, incluso nadie se define como tal, para evitar un tipo de señala miento valorativo», explicó.

Agregó que en República Dominicana a las amantes se les da un estatus a los hombres o mujeres que tienen relación con un funcionario o empresario, como es «fulana de tal, la amante de fulano». 

Explicó que este tipo de relación genera un sentimiento encontrado, ya que es una relación difícil, en la que ninguno gana y muchas agudiza situaciones de salud, psiquiátricas y psicológicas que ha llevado a muchas mujeres a buscar asistencia profesional  y tratamientos de salud.

Sostuvo que esas experiencias las ha tenido con mujeres preparadas, profesionales y trabajadoras, pese a lo cual han teminado aceptando su condición de «amante», y se llegan momentos en que este tipo de relación son considerada formalizada, por el trato entre ambos, y aceptada de manera consensuada. 

Eladio Hernández, Alexandra García Payamps, Evelin Bueno Grullón, Juana Acevedo y Martha Pérez Mencía. Foto rtjaime

No obstante, señaló que el problema está cuando la mujer se enamora y se hace dependiente del calor y el amor hacia su amante, por lo que llega a sufrir momentos de depresión, por no poder compartir con éste en fechas significativas de ésta, de sus hijos o de su familia.

Según explicó, las amantes llegan a enamorarse tanto de su pareja que hasta se forman la idea de que son más importante para él que su propia esposa, y para no perder la relación se convierten en protectoras de su amante y evitan romperla o que la madre de los hijos de éste la descubra.

En cambio, manifestó que hay otras amantes que deciden pelear la relación y realizan actuacioines para hacerle la vida imposible a la esposa de su amante, mientras otras entran en este tipo de relación de manera conscientes de que son una «querida».

En el caso de las esposas, dijo que muchas no son bobas y saben que algo está pasado con su esposo, por lo cual pueden darse dos situacioines, busca ofender y maltratar a la amante o puede retraerse pensando en algo malo sobre sí misma que han llevaod a su esposo a buscar otra relación.

Precisó que «El hombre y la mujer pueden amar a su esposa o esposo de una manera y de otra a su amante.

Triángulo peligroso

Para Evelin Bueno Grullón, la relación esposa-esposo-amante es un «es un triángulo amoroso peligroso» en el que ninguna de las partes gana, mientras la esposa será considerada la víctima. 

Refirió que en los campos dominicanos los padres ofrecían sus hijas a personas económicamente poderosas y éste amante la suplía de enseres, alimento y vivienda, pero siempre relegada a un segundo plano.

Subrayó que las amantes de hoy día, sin embargo, no se quedan en la casa, sino que salen y hacen una vida diferente, pero se resisten a visitar lugares donde pudieran juntarse con la esposa de su amante.

Opinó que el hombre que tiene poder adquisitivo es el que tiene la mayor posibilidad de tener una amante, a la cual no puede exhibirla porque tiene una esposa conocida, por lo cual esta «querida» sigue siendo relegada a un segundo plano. 

Expresó que se dan casos en que la esposa llega a aceptar la relación de su esposo con la amante, porque teme dejarlo o que éste la abandone y entonces se hace la desentendida. 

Afirmó que hay momentos en que algunas amantes no resisten los desplantes y trato diferenciado y caen en situación depresiva y llegan a atentar contra su vida.

Amantes se enamoran

De su lado, Alexandra García Payamps, al definir el concepto que se tiene de lo que es una «amante» o «querida, destacó que muchas llegan a magnificar las cualidades del hombre con el que se relacionan como parte de su enamoramiento hacia éste.

Sin embargo, expresó que el problema está en que el amante en los momentos más dífíciles, como duelos o celebraciones familiares, casi siempre nunca está.

Subrayó que incluso, en caso de muerte del amante, la mujer no podrá ni ir a la funeraria a despedirlo, para evitar las calificaciones sociales o por no tener una confrontación con la esposa e hijos.

Apuntó que «con el trato y el tiempo los amantes llegan a enamorarse ambos».

Hijos entre amantes

Juana Acevedo coincidió con sus compañeras de profesión y relató que en su provincia Samaná, a las amantes se les da el calificativo de «concubina», término que se da a la que vive con concubinato o relación no legalizada jurídicamente, aunque es conocida por el entorno donde vive.

Sostuvo que en la mayoría de los casos las amantes llegan a procrear hijos con el hombre con el que mantiene una relación no formalizada, y ésta puede ser una mujer de la misma edad de la esposa o menor que ésta.

Relató que muchas esposas llegan a aceptar la segunda relación de su esposo y hasta permiten la visita de los hijos de éste fuera del matrimonio.

El programa Entre Adultos es producido por el médico y psiquiatra Héctor Guerrero Heredia y conducido por el psicólogo clínico Eladio Hernández De la Rosa.

Rafael Tomás Jaime

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