Tengo información de que a partir del 10 de enero -día de juramentación del Presidente Maduro para su nuevo periodo de gobierno- las modalidades de intervención del imperialismo estadounidense y planes sediciosos de la ultraderecha contra la soberanía venezolana, para asaltar sus extraordinarias riquezas naturales, habrán de asumir niveles dramáticos abriéndole cancha a las agresiones militares.
No hay que compartir ni apoyar las inconsecuencias y errores de quienes hoy dirigen el Estado venezolano para enfrentar ese programa macabro, similar aquellos que en Argentina, Brasil y Honduras han abierto compuertas a los engendros ultra-neoliberales y neofascista que presiden Macri, Bolsonaro y Juan Orlando Hernández.
Se puede guardar distancia del denominado “progresismo”, “socialismo reformista”, “estatismo corrupto”, y enfrentar con vigor la impronta contrarrevolucionaria y anti- reformista.
Y porque hay más de dos campanas sobre la actualidad venezolana, en víspera de lo que se avecina, he querido glosar estos párrafos del interesante artículo del intelectual revolucionario venezolano Ydelfonso Finol, y ciertos aspectos del plan imperialista denunciado por el investigador Carlos Lanz.
Ydelfonso Finol:
“Venezuela lleva dos décadas andando al filo de la navaja, en el ojo del huracán, en el mero centro de la diatriba global sobre la pertinencia de la soberanía y el socialismo… es una espiral de incertidumbres, agravadas en el último lustro… por la pérdida del conductor fundamental del proceso, y la combinación letal de errores de concepto en el modelo económico más la conspiración transnacional que dislocó el mercado interno vía destrucción del poder adquisitivo y escases de bienes.
El resultado ha sido demoledor, una tenaza macabra formada por dos terribles trituradoras del bienestar: macro-devaluación e hiperinflación.
Está claro… y que esto hay mejorarlo con urgencia.
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El reto del socialismo en la fase reformista que trata de hacer una mejor distribución de la riqueza social sin afectar a fondo el modo de producción capitalista, es un camino pedregoso, zigzagueante y resbaladizo, del que ningún experimento ha salido ileso. Equidad sin productividad: la ecuación imposible.
Es el desiderátum pendiente por realizar, para lo cual, es menester confrontar dos lacras que hasta hoy fueron subestimadas o alcahueteadas: el burocratismo con sus ribetes oportunistas-arribistas, y la corrupción. (“Venezuela 10-01-2019: constitucionalidad y retos del socialismo”).
Carlos Lanz:
“La contrarrevolución… ha colocado el diez de enero 2019 como un punto crítico capaz de apalancar y escalar las acciones desestabilizadoras que vienen promoviendo contra el gobierno bolivariano…”
“….Los "tanques de pensamiento" gringos han desarrollado modalidades de guerra no convencional, con una estrategia de amplio espectro, la cual abarca múltiples dimensiones políticas y militares que focalizan la intervención de operadores nacionales y extranjeros.”
“….De la prédica anti-comunista y lucha contra el terrorismo, han pasado a la narrativa de la “crisis humanitaria”, por lo que asumen el intervencionismo como misión salvacionista.” (Insumos Políticos-ideológicos para contextualizar el diez de enero 2019/26-12-18)
Más que comentarios tales consideraciones deben activar las fibras sensibles de la solidaridad antiimperialista.
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