Científicos australianos lograron construir con precisión cúbits atómicos en un aparato 3D, lo que supone un paso más en el desarrollo a gran escala de los ordenadores cuánticos, informaron ayer martes fuentes académicas.
"Esta arquitectura del aparato 3D es un avance importante para los cúbits atómicos en silicio", dijo la líder del proyecto, Michelle Simmons, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, siglas en inglés).
El equipo científico pudo extender una técnica de fabricación atómica de cúbits (la unidad básica para un ordenador cuántico) a múltiples capas de un cristal de silicio, según un comunicado de esta institución.
La misma técnica fue utilizada por los investigadores para desarrollar un componente básico para la arquitectura del chip tridimensional en 2015.
La investigación, publicada en la revista Nature Nanotechnology, demostró la viabilidad de una arquitectura basada en cúbits de escala atómica alineada con líneas de control dentro de un diseño tridimensional.
El equipo científico también pudo alinear diversas capas en sus aparatos 3D con precisión nanométrica, lo que muestra que éstas pueden leer los estados de un cúbit con gran fidelidad, enfatizó el comunicado.
"Para poder corregir constantemente los errores en cálculos cuánticos, lo que supone un hito importante en nuestro campo, hace falta poder controlar muchos cúbits en paralelo", explicó Simmons.
Los investigadores mostraron cómo construir una segunda capa sobre la primera de cúbits, un complicado proceso que requiere que no se impacte la primera capa.
"En el pasado, se habría dicho que esto no era posible porque la superficie de la segunda capa se pone muy dura y por lo tanto no se podría usar las técnicas de precisión. Sin embargo hemos demostrado que sí se puede, en contra de lo que se esperaba", añadió el coautor del estudio, Joris Keizer.
Desde 2017, la primera empresa australiana de computación cuántica, Silicon Quantum Computing Pty Limited (SQC), se ha dedicado a la creación de ordenadores cuánticos para ser comercializados en colaboración con los científicos de la UNSW.