Columna de los viernes Romina Vásquez

Un #Hashtag sí puede hacer la diferencia entre la justicia o el olvido

viernes 7 septiembre , 2018

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Foto: Romina Vásquez

Seamos claros y sinceros. Si la familia de la joven Andreea Celea, fallecida trágicamente el pasado domingo, no crea el hashtag #justiciaporandreea, su caso se hubiera quedado como otro de los tantos feminicidios que se registran cada año y que permanecen impunes.

Peor aún, su nombre terminaría en el olvido, en un espacio 4 x 6 de un periódico de circulación nacional o relegada por millones de informaciones de farándula, estilo de vida, escándalos políticos o contenido de ocio que se postea en redes sociales y en medios digitales.

Pero no, su nombre no sólo ha sido repetido varias veces durante esta semana, sino que, y esperemos que sea así, permanecerá presente como el despertar de una sociedad que ha estado dormida; y de unas autoridades que han hecho muy poco por brindar asistencia psicológica, emocional y económica a aquellas mujeres que son víctimas de la violencia de género.

Muchos afirman, sobre todo comunicadores y personas con influencia en medios y en redes sociales, que crear un hashtag para reclamar justicia no es suficiente. Incluso, han calificado dicha acción como una forma de llamar la atención, como una moda que han adoptado los influencers y Youtubers para captar seguidores y generar engagement. De la misma forma, han cuestionado el por qué no se le ha dado el mismo tratamiento a otras muertes igual de lamentables y parecidas a la de esta joven.

Preguntan por qué no se ha creado un hashtag para cada una de las 35 féminas que han fallecido a manos de sus parejas en este último año. Incluso, motivan a que quienes están colocando estados en Facebook o compartiendo los audios que circulan y en los que Andreea relata su situación, a que salgan a las calles y se unan a las iniciativas que organizaciones privadas y estatales realizan cada año en favor de las mujeres maltratadas.

Y sí, les doy la razón. Quedarnos en la creación del hashtag no es suficiente y reclamar por redes tampoco lo es. Pero esas redes sociales que tanto critican y esos influencers que hoy son condenados por hacerse eco de esta lamentable noticia, son los que han permitido que la voz de esta familia hoy sea escuchada. Gracias a las redes sociales y, sobre todo, al alcance e impacto que se logró con todas esas publicaciones, sin importar quién le haya dado repost o no, las autoridades hicieron su trabajo y al presunto responsable se le dictó un año de prisión preventiva.

Por favor, ya es hora de que despertemos. Si de forma convencional y con iniciativas anuales el problema no se ha resuelto, en cambio las estadísticas siguen en aumento, por qué no nos abocamos a utilizar las plataformas que tenemos a la mano para exigir justicia, para educar, para brindarle asistencia emocional a aquellas mujeres que lo necesitan. Dejemos de ver con tan malos ojos lo que, sí se ha hecho bien, lo que se ha logrado gracias al alcance de Instagram y de Facebook y en nombre de esas miles de mujeres cuyas historias no quisiéramos repetir, presionemos para que se haga justicia y exijamos los cambios que sean necesarios.  


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Romina Vásquez

Comunicadora social con una especialidad en periodismo de la Universidad Complutense de Madrid. Tiene más de nueve años de experiencia y se dedica a las relaciones públicas y a la comunicación corporativa. Conoce su trabajo en www.rominavasquez.com

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