La clave para mantener una buena reputación es ser coherente. Sin coherencia, no hay transparencia y sin transparencia no hay credibilidad. Si no demostramos con hechos lo que decimos con palabras, ya sea en medios de comunicación o en nuestras propias plataformas, nos vamos a convertir en un simple entretenimiento o en aquella persona o gremio que el público prefiere ignorar, porque no le aporta ningún tipo de valor.
Hace varios días, uno de los tantos sindicatos de transporte público de nuestro país decidió nuevamente realizar un paro de 24 horas; una huelga que sorprendió a los peatones, a los cobradores y a los mismos choferes en las paradas de carros, autobuses y voladoras. La suspensión fue catalogada como “exitosa” en un 90 por ciento por parte del representante de Fenatrado. Al parecer, las largas filas de pasajeros, las publicaciones en periódicos digitales y los mensajes de difusión de WhatsApp fueron los elementos que se utilizaron para medir la efectividad del reclamo.
Sin embargo, yo me pregunto: ¿Para quién o quiénes fue exitoso este paro?
¿Exitoso para los presidentes de estos gremios que permanecieron en sus cómodas oficinas, mientras sus choferes negaban el servicio a los pasajeros? ¿Exitoso para el Estado que no responde ante las demandas de los sindicatos de bajar el precio de los combustibles y eliminar ciertas exenciones que reduzcan la carga impositiva de los hidrocarburos? ¿Exitoso para aquellos que disfrutaron, se rieron y crearon pánico enviando por WhatsApp la noticia del lanzamiento de grapas en la Kennedy?
Quizás sí, quizás no. Lo que sí puedo asegurar y con plena seguridad, es que si le preguntamos a los peatones y a los mismos choferes si la huelga fue exitosa, responderán que no. Los peatones dirían que no pudieron llegar a tiempo sus lugares de trabajo o estudio, lo que les trajo llamados de atención y consecuencias importantes.
Los choferes contarían, por otro lado, que ese día no ganaron ni un centavo. Sin embargo, el paro no les eximió de cumplir frente a sus respectivos gremios con las tarifas que pagan diariamente; RD$1,000 pesos de combustible, RD$300 de la ruta y RD$300 por concepto de secretaria, oficina y alquiler. Explicarían que tampoco les exoneraron los RD$100 pesos semanales del fondo por muerte de familiares. También hablarían de que no llevaron comida a su casa y que, en realidad, “conchar” no les resulta tan rentable por el alto costo que representa pertenecer a un sindicato. Muchos de ellos tienen que pagar entre RD$20,000 y RD$300,000 pesos aproximadamente para pertenecer a una ruta.
Mientras tanto, los sindicatos siguen transmitiendo un mensaje que no practican, los combustibles continúan al mismo precio, las leyes permanecen estáticas y los más afectados, los peatones, los choferes y la sociedad en general, no ve en los gremios de transporte un aliado para lograr que el Estado preste oídos a esta demanda que, para ser sincera, todos tenemos. Así, definitivamente, no se construye reputación.
Nos leemos el próximo viernes.
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