Por Jairo Mejía
Con las críticas de fraude al voto por correo y sus maniobras para obstaculizar el censo, el presidente estadounidense, Donald Trump, parece estar sentando las bases para disuadir de la participación en las elecciones de noviembre y a más largo plazo restringir el voto de minorías como estrategia de dominio electoral.
La Casa Blanca insistió hoy en las dudas de la legitimidad del voto por correo planteadas el jueves por Trump en un tuit en el que sugería que debido a las posibilidades de fraude las elecciones debían posponerse, algo inédito en la historia de la democracia estadounidense y que levantó la oposición tanto de legisladores demócratas como republicanos.
"Siempre un sistema en el que se envían masivamente papeletas va a tener un mayor riesgo de fraude", aseguró hoy la portavoz de la Casa Blanca Kayleigh McEnany, que aseguró que existe riesgo de que papeletas enviadas a los votantes registrados se utilicen para cometer fraude de suplantación, algo que ningún experto independiente considera posible.
El asesor de Trump Stephen Miller aprovechó hoy el púlpito del popular programa Fox and Friends para reiterar la desinformación sobre el "catastrófico" voto por correo por el cual se mandan papeletas automáticamente a los votantes, una práctica que realizan 14 estados y que es habitual en gran parte de Europa.
"Una cosa que debe considerar la audiencia: nadie tiene que confirmar su identidad en el voto por correo, ni siquiera comprueban si eres ciudadano", aseguró Miller, algo que difiere de la realidad, ya que los estados con este sistema autentifican la firma, algunos requieren testigos y otros piden una copia de una identificación.
Un estudio publicado hoy por investigadores de Harvard, Rutgers y otras universidades muestra que en un 22 % de los estadounidenses se oponen al voto por correo, cuyo uso se espera que se dispare debido a los riesgos que supone ir al colegio electoral durante la pandemia de la COVID-19.
Según el sondeo realizado por los investigadores, el 63 % de los estadounidenses espera participar en alguna de las modalidades de voto por correo disponibles, un aumento sin precedentes respecto al 21 % que votó vía postal en las elecciones de 2016.
El aumento de el voto por correo, tanto si se hace con papeletas enviadas al votante o tras la solicitud del ciudadano (algo que Trump considera más fiable), no ha generado fraude de importancia hasta la fecha, pero sí podría crear problemas logísticos en el servicio de correos y a la hora de validar y contar las papeletas.
A mediados de este mes varios candidatos demócratas en las primarias de Nueva York, encabezados por el exasesor de Obama y candidato a la Cámara de Representantes Suraj Patel, demandaron al gobierno estatal por rechazar papeletas válidas enviadas por correo que no tenían la marca postal, algo que no es culpa del votante y podría cambiar el resultado de los comicios en los que concurría Patel.
Las primarias de junio del estado de Nueva York, uno de los más afectados por la pandemia del COVID-19, fueron un ensayo y una muestra de las dificultades que supondrá gestionar el aumento el voto por correo las semanas previas al 3 de noviembre.
DISUADIR EL VOTO
El expresidente Barack Obama advirtió el jueves en el funeral del congresista y activista negro John Lewis de que "los que están en el poder están haciendo lo posible para disuadir a la gente a ir a votar" con "precisión quirúrgica".
En opinión del profesor de Derecho del colegio universitario Irvine, Rick Hasen, Trump quiere suprimir la participación electoral con sus declaraciones más que postergar la fecha de los comicios.
Lo que le sorprende es que lo haga de una manera que también puede afectar a su base de votantes más fiel. "Si metes presión para que el globo explote; explotará, pero lo hará para todos", opinó en entrevista con el Los Angeles Times.
MÁS ALLÁ DE 2020
La Administración Trump también está poniendo trabas a la ejecución del censo de 2020, que definirá entre otras muchas cosas la distribución del peso políticos de los estados y los distritos electorales, así como la representatividad de las minorías hispanas y negra.
La emisora NPR reveló hoy que la Oficina del Censo ha recortado en un mes el ya de por sí corto plazo para que empleados del censo vayan a las casas que no se han registrado virtualmente lo que imposibilitará, según las fuentes consultadas, hacer un conteo adecuado de todas las personas que residen en el país.
El 40 % de los hogares aún no se ha inscrito en el censo, algo que sin las visitas personales pone en riesgo sobre todo a comunidades inmigrantes y de color, que podrían quedarse con menos legisladores, menor peso en el sistema electoral que elige al presidente y miles de millones de dólares en ayudas y servicios públicos.
La congresista demócrata por Nueva York Carolyn Maloney, precisamente la oponente de Patel en el lío del recuento del voto por correo, aseguró esta semana que Trump "utiliza el censo como un arma" contra inmigrantes y para ayudar a los republicanos a mejorar sus opciones de victoria electoral.
Esas declaraciones las hizo en una audiencia de emergencia en la Cámara de Representantes con el director del Censo, Steven Dillingham, tras la petición de la Casa Blanca para que no se incluya en las estadísticas censales a los indocumentados, una práctica también inédita y que podría privar de representación política durante años al grupos alejados del votante blanco, el menguante caladero de votos de Trump.