De manera cíclica, cada cierto tiempo contemplamos estas lamentables escenas en nuestro país.
Sólo pienso en sus familiares, amigos, compañeros de equipo y las expectativas y esperanzas frustradas de manera súbita.
Es lamentable tener que admitir que existe un altísimo componente de falta de educación, tanto hogareña como académica, que emerge como el común denominador en estos trágicos fallecimientos.
Le he propuesto a la oficina de MLB en el país que pondere establecer como política que se le asigne un chofer a cada joven que estampe una firma y adquiera un vehículo.
No quiero ni pensar en el drama que se vive en los hogares de estos muchachos y cómo, repentinamente, se desvanecen los sueños, metas y expectativas de una mejor condición económica, la cual está supeditada al desarrollo profesional de cada uno de estos prospectos.
En el caso de los jóvenes de nuestra academia, mi hermano Henry Gomez Ramirez y un servidor constantemente hacemos hincapié en lo que cada uno de ellos representan para los niños de mi pueblo Bánica.
Tratamos de explicarle los pro y los contra que conlleva ser pelotero profesional y cómo su comportamiento debe ser consustancial a los valores y principios que nos han inculcado nuestros padres.
Obviamente, la realidad es que la mayoría de estos jóvenes provienen de hogares monoparentales, matizados por violencia y carencias de todo tipo.
Estamos conscientes de esta dura realidad. No obstante, hacemos todo lo que está a nuestro alcance por incuncarles valores.