El activista político Fernando Balda (d) y su abogado Eduardo León (i), asisten este lunes al juicio | Foto: EFE/José Jácome.
Un testigo de cargo en el juicio que comenzó este lunes en Quito por el secuestro del opositor Fernando Balda en agosto de 2012 en Colombia, afirmó que el expresidente de Ecuador Rafael Correa ordenó "traer como sea a Ecuador" al activista.
En un audio difundido hoy en una sala de la Corte Nacional de Justicia del testimonio anticipado del agente de la inteligencia ecuatoriana Raúl Chicaiza, este aseguró que el entonces jefe de la Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain), Pablo Romero, también imputado en el juicio y prófugo en España, le trasladó esa orden.
"’Ratón' (apodo de Chicaiza) me dijo, el presidente quiere que le traigan como sea a Fernando Balda desde Colombia a Ecuador", declaró el exagente en su confesión anticipada en el marco del acuerdo de cooperación eficaz con la justicia, que no obstante, desestimó hoy el procedimiento abreviado de juicio.
El llamado "caso Balda" entró en la fase de juicio con dos agentes procesados que se han acogidos a la figura de cooperación eficaz: Chicaiza y Diana Falcón.
No han sido encausados los dos otros sospechosos, Romero, y el expresidente Correa, por vivir en el extranjero y negarse a llegar al país, por lo que pesa contra ellos una petición de arresto.
Chicaiza, que mecanizó la operación de secuestro in situ, relató en ese informe pericial, que conoció a Balda en mayo de 2012, tres meses antes de que fuera capturado en Bogotá.
Un secuestro perpetrado por cinco personas de nacionalidad colombiana y que duró apenas 40 minutos porque la Policía de ese país liberó al político a raíz de la denuncia de un taxista.
El exagente dijo haber pagado a los ejecutores 28.000 dólares en efectivo de la Senain, y que al menos dos de ellos eran militares, que le garantizaron que le "harían una vueltita" a Balda y lo trasladarían a Ipiales, localidad fronteriza con Ecuador.
En su relato de los hechos, el testigo defendió que "si no obedecíamos teníamos un problema seguro" y pidió perdón al "pueblo ecuatoriano y al activista" antes de asegurar que, como agente de la seguridad, tuvo que cumplir órdenes de mando.
Correa, que reside en Bélgica desde junio de 2017, niega cualquier participación en los hechos y afirma que el haber sido presidente no quiere decir que estaba al tanto de todo lo que ocurría, y asegura que su procesamiento es parte de una persecución política.
Según el testimonio de Chicaiza, su primera misión en suelo colombiano fue en mayo de 2012 en Medellín (centro-norte), donde conoció a Balda en un encuentro de activistas ecuatorianos con el expresidente de ese país Álvaro Uribe, contexto en el que entabló una relación aparentemente de interés comercial.
También medió entre Chicaiza y Balda camaradería y el pago por parte del agente -con fondos líquidos de la Senain- de invitaciones particulares a cenas y almuerzos, de estadías en un hotel y giros supuestamente anticipados de dinero desde Colombia de 2.000 dólares en varias ocasiones, y Ecuador de hasta 5.000 dólares.
El interés comercial giró en torno a un sistema de piratería informático que Balda ofertó al agente, que creía empresario, y que fue probado en Ecuador por expertos en inteligencia.
El testigo dijo tener conocimiento de que los servicios secretos ecuatorianos seguían a Balda en Colombia y que hubo otro intento fallido precedente en junio de 2012 que contó con la colaboración de fuerzas colombianas y que fracasó "porque Balda había realizado una llamada de alto nivel".
Sobre la implicación de la exagente Falcón, también imputada, aseguró que fue el propio Romero quien recomendó la participación de una mujer para no levantar sospechas ni disputas.
Aseguró asimismo que fue Romero, pendiente de extradición en España, quien le aseguró que Correa se encontraba "muy molesto" porque Balda seguía enviando mensajes sobre el caso 'Mameluco', por el que un ciudadano afirmó ser objeto de acoso sexual por parte del expresidente.
También relató una llamada de Romero al entonces presidente Correa, en su presencia, en la que recibió instrucciones de ambos para el secuestro.
"Lo puso en altavoz y me dijo: 'Compañero, cómo vamos. El flaco dio las órdenes y tú tienes el apoyo político y profesional. Compañero, vamos a la obra".