La antropóloga Tahira Vargas estuvo este martes en El Gobierno de la Tarde para dar a conocer los resultados del informe sobre masculinidad y violencia de género que le llevó casi un año de investigación.
Destacó que la motivación vino a raíz de la investigación sobre la niñez, familia y vecindad, donde encontraba unos patrones recurrentes en la socialización de los niños a diferencia de las niñas y cómo la construcción de una serie de patrones violentos desde la niñez que van marcando a los hombres.
Señaló que fue entonces cuando propuso a Profamilia hacer una investigación de la masculinidad en los diferentes estratos sociales y provincias, petición que acogió y vio como muy favorable la entidad.
Calificó el estudio de difícil por se dificultó conseguir la información, centrado en cuatro provincias, San Francisco, Santiago, Santo Domingo y San Cristóbal donde están los índices más altos de violencia de género.
“Fue con una población masculina, hicimos unas 71 historias de vida, con hombres, adolescentes, adultos y adultos mayores de diferentes estratos sociales”, explicó.
Manifestó que les impactó el hecho de que tanto desde la familia como desde los grupos de padres, hay patrones comunes independientemente de los estratos sociales.
“Encontramos que los hombres provienen de familias bañadas de círculos de violencia”, señaló y agregó que la figura del padre es conflictiva para los hombres, porque se da una relación bañada de autoritarismo, en el caso del papá presente.
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Manifestó que elementos importantes encontrados son el machismo y la poligamia, aspectos que debilitan el rol de la paternidad de los hombres en estos estratos sociales.
“Otro aspecto que me llamó mucho la atención es la relación entre los hombres desde la niñez, como desde niños, además de ser agresivos, tienen una permanente rivalidad y competencia por el poder que se manifiesta en escenarios como el deporte, las religiones y la política”, explicó.
Dijo que esto no es normal, porque cuando se estudian diferentes sociedades, se constata que la competencia y rivalidad es aprendida según el estrato social.
Expresó que desde que la sociedad se forja como patriarcal y se le exige al hombre asumir el dominio y el poder, a este se le debilita, porque se convierte en una figura que reprime sus emociones.
Destacó que el estudio también arrojó que el sector joven está cambiando y que cada vez es más sensible al tema de la violencia.