La compañía SpaceX lanzó ayer jueves al espacio desde Florida (EE.UU.) 60 satélites que forman parte de su proyecto Starlink, con el que pretende suministrar internet de alta velocidad a nivel global.
El cohete recuperable Falcon 9 despegó a las 8.46 hora local (12.46 GMT) del Complejo de Lanzamiento 39A, en el Centro Espacial Kennedy, sirviendo de propulsor a los satélites en la duodécima misión del proyecto. Después del lanzamiento, el cohete propulsor regresó a una plataforma en el mar para ser utilizado nuevamente.
Los satélites Starlink se desplegaron aproximadamente 15 minutos después del despegue, una misión que la compañía calificó en su página web como "exitosa". Con el lanzamiento de hoy, estos 60 se suman a los más de 700 puestos ya en órbita por la compañía privada. La misión anterior llevó el 18 de agosto pasado 58 satélites Starlink también acoplados a la parte principal de este Falcon 9, de 15 pisos de altura.
Elon Musk, fundador y director ejecutivo de SpaceX, afirma que se necesitan entre 400 y 800 satélites para lograr un mínimo de cobertura de la red de internet de alta velocidad. El objetivo de esta red es proveer una internet veloz a lugares remotos y poco conectados de la Tierra y también a barcos y aviones.
El domingo pasado, SpaceX puso en el espacio el satélite de observación argentino SAOCOM 1B, destinado a optimizar las cosechas en el país sudamericano.
Este lanzamiento ocurrió también desde Cabo Cañaveral, dos años después de haber lanzado a su hermano SAOCOM 1A desde una base en Caifornia. SpaceX se ha apuntado un gran éxito con la misión Demo-2 realizada por la cápsula Dragon Endeavour, que llevó a los astronautas de la NASA Robert Behnken y Douglas Hurley a la Estación Espacial Internacional (EEI) y los trajo de vuelta a Tierra.
El 2 de agosto la cápsula cayó de manera controlada a las aguas del Golfo de México tras un viaje de regreso de 19 horas desde la Estación Espacial Internacional (EEI). La histórica misión Demo-2, que se inició a fines de mayo en Cabo Cañaveral (Florida), sirvió para certificar la capacidad de SpaceX para realizar viajes espaciales comerciales.
El viaje de Behnken y Hurley fue el primero desde suelo estadounidense y en una nave comercial hasta la EEI desde que en 2011 concluyó el programa de transbordadores de la NASA.